Cómo conocer la Voluntad de Dios

Cómo Conocer la Voluntad de Dios

La voluntad de Dios. Tú has escuchado al respecto. Pero, ¿cómo sabes cuál es en sí la voluntad de Dios?

Así que has decicido seguir a Cristo. ¡Fantástico! Sin embargo, pronto—quizás muy pronto—después de haber hecho esa decisión, es probable que te asalten otras varias dudas: ¿Me dedico a lo que se supone que me dedique? ¿Debería unirme a esta iglesia o a la otra? ¿Debería casarme? ¿Con quién debería casarme? ¿Cuándo?

¿Qué decisión le agradaría más a Dios?

El teólogo J. I. Packer ha manifestado: “Ninguna otra inquietud demanda más interés u ocasiona más ansiedad [entre los evangélicos] en la actualidad que descubrir cuál es la voluntad de Dios”.1 Está en lo correcto. Los que siguen a Cristo están ansiosos de agradarle—respecto de las decisiones importantes y no tan importantes que debemos tomar en nuestra vida diaria. Queremos “hacerlo bien” y estar confiados de que hacemos lo que Dios quiere que hagamos.

Conoce a Dios

El primer paso en conocer a Dios es sencillamente ir a conocerlo.

Imagínate que has ido al matrimonio con una total ceguera: no conoces nada sobre tu cónyuge, nada más el hecho de que es la persona que tu familia ha escogido para ti. ¿Cómo es posible que sepas lo que prefiere tu cónyuge respecto de cualquier tema? ¿Prefiere el café negro o con leche y azúcar? No lo sabes. No puedes saberlo, porque en realidad no conoces a esta persona. Claro, con el tiempo podrás darte cuenta de estas cosas, pero solamente según conoces a tu cónyuge.

De la misma manera, puedes llegar a conocer los fundamentos básicos de cuál es la voluntad de Dios para ti conociéndolo a Él mejor. Lee su palabra—La Biblia—para que aprendas sobre su naturaleza y carácter. Descubre lo que Él dice que le agrada y lo que no le agrada. “La manera normal en la que Dios nos demuestra lo que nos pide que hagamos es por aplicación adecuada de las verdades reveladas de una vez y por todas en la Biblia”.2

Sin embargo, según vayas aprendiendo sobre Dios, recuerda lo siguiente: tu relación con Él está basada en su desempeño, no el tuyo. Ninguna alternativa que escojas ni decisión que tomes hará que Él te ame más—o menos—de lo que ya te ama.

¿En Búsqueda de un Tesoro Cósmico?

Un punto de vista comúnmente divulgado es que discernir cuál es la voluntad de Dios es ir en búsqueda de un tesoro cósmico. Nos imaginamos que Dios tiene un solo plan perfecto para nuestra vida (que, claro, está escondido), el cual debemos descubrir, reconocer y entonces seguir al pie de la letra.

El autor Bruce Waltke llama a este punto de vista “una versión del viejo juego estratégico de tres cáscaras de nuez”.3 ¿Cuál de las cáscaras de nuez esconde la voluntad de Dios? ¿Qué pasa si pierdo de vista de todas las piezas en movimiento? ¿Cómo asegurarme de cuál es su voluntad y dónde se encuentra?

Este punto de vista implica que en cada asunto, Dios tiene un Plan A específico. No descubrirlo resulta en una sentencia de vida en el Plan B.

No obstante, nada puede estar más lejos de la verdad.

Hace años, un hombre muy conocedor de la Ley Judía le hizo una pregunta importante a Jesús sobre “hacer lo correcto” para poder agradar a Dios. Le preguntó: “Maestro, cuál es el mandamiento más importante de la ley?” Jesús le contestó: “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente. Este es el primero y el más importante de los mandamientos. El segundo se parece a este: Ama a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas”.4

Dicho de otro modo, a Dios le agrada cuando lo amamos con todo nuestro corazón y cuando amamos a otros como a nosotros mismos. Esta es su voluntad para todos los creyentes—y ciertamente no se encuentra escondida de nosotros. Jesús la puso ahí para que todo el mundo la viera.

No Se Trata de Ti

Como dijo el pastor Rick Warren, como es bien sabido, en su libro Una vida con propósito: ¿Para qué estoy aquí en la tierra?: “No se trata de ti”.5 El propósito de Dios, claramente,  se trata de Dios. Mientras te encuentres en la búsqueda de su voluntad, esfuérzate por ver más allá de tus preguntas o deseos urgentes y enfócate en darle gloria a Dios a lo largo de toda tu vida.

Dios tiene un plan para su reino—pero tú no eres la única parte del plan. Está complacido y satisfecho contigo a partir del sacrificio de Cristo, no en tu desempeño.

De hecho, muchas de las decisiones que se te hace difícil tomar pueden resultar en tu propio bien y para la gloria de Dios de muchas maneras. Su deseo principal es que lo ames—y a los demás—bien.

Obedece Lo Que Conoces, Confía y Sigue Adelante

“No podemos predecir ni controlar lo que no ha pasado todavía, ni podemos cambiar el pasado, pero Dios es soberano sobre ambos”, dice Gerald Sittser. Sugiere que en vez de preguntarle a Dios si debes ser un maestro o contador, “una mejor pregunta sería ‘Dios, ¿qué quieres que haga ahora, hoy? ¿Qué te agradaría y te honraría respecto de esta circunstancia actual?’ De alguna manera u otra, estas decisiones parecen ser menos paralizadoras y son más fáciles de discernir”.6

En vez de paralizarte y enfocarte en ti mismo con cada decisión individual, sería más sabio estudiar la Palabra de Dios con detenimiento, pedir consejos a los creyentes maduros, considerar las puertas que Dios te pudiera abrir o cerrar respecto de oportunidades y entonces sencillamente obedecer lo que erez capaz de discernir con fe.

Dios es sabio, poderoso y bueno. Puede hacer que todo funcione en conjunto “para el bien de los que le aman, quienes han sido llamados según su propósito”.7 Una vez hayas considerado tus opciones, pensándolo bien y orando para ello, sencillamente obedece lo que conoces, confía en Dios y sigue adelante.

Sé Flexible

Por último, en tu búsqueda de la voluntad de Dios, sé flexible. Aceptar una situación no presupone un sí eterno, ni tampoco significa que una pregunta similar no surgirá nuevamente en condiciones diferentes. Las circunstancias pueden cambiar, pero Dios no cambia.8 Siempre es fiel a sus hijos que prometen seguirle.

“Esta semana”, escribe el pastor Gregg Matte, “una intersección relacional podría cambiar el curso de tu vida. Una conversación de rodillas podría ser el punto decisivo en tu vida de oración. Al mismo tiempo, una llamada telefónica no esperada podría hacer que te hincaras de rodillas por el dolor. La vida no es siempre fácil. Su curso puede cambiar en segundos, hasta cuando intentamos planificarla completa a lo largo de los años”.9

El Norte Verdadero

Un escalador de montañas sabe que, no importa el destino, tiene que poder orientarse al norte verdadero. Si puede mantener esta constante ante sí, puede encontrar su camino. El norte verdadero para el creyente que busca la voluntad de Dios es la respuesta a estas preguntas: ¿Podré glorificar a Dios si tomo esta decisión? ¿Demuestra esto mi amor por Él y los demás?

Si puedes contestar que sí, tu decisión está en armonía con Dios y puedes estar confiado según continúas tu camino, dejándote llevar por la fe.

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  1. J. I. Packer, Hot Tub Religion: Christian Living in a Materialistic World (Wheaton, IL.:Tyndale Publishers,1987), 105.
  2. J. I. Packer and Carol Nystrom, God’s Will: Finding Guidance for Everyday Decisions (Grand Rapids, MI: Baker Publishing Group, 2012), 5.
  3. Bruce Waltke, Finding the Will of God: A Pagan Notion? (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1985), 7.
  4. La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional, © 1999, Maeo 22:36–40.
  5. Rick Warren, The Purpose Driven Life (Grand Rapids, MI: Zondervan Publishers, 2002), 11.
  6. Gerald L. Sittser, “God’s Will: It’s No Secret,” Discipleship Journal, February 1998.
  7. La Santa Biblia, Romanos 8:28.
  8. Ibid., Santiago 1:17. “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación.”
  9. Gregg Matte, Finding God's Will: Seek Him, Know Him, Take the Next Step (Ventura, CA: Regal, 2010), 20.
  10. Crédito de FotoGalyna Andrushko / Shutterstock.com.