¿Esta mal la pena de muerte, o la Biblia la apoya?
La idea de la pena de muerte es simple: algunos crímenes, tales como el homicidio premeditado, son tan atroces para la sociedad que la justicia les exige la pena de muerte—quitándole la vida al ofensor. La mayoría de los estadounidenses apoyan la pena capital; de hecho, treinta y dos estados actualmente la practican.1
Sin embargo, la mayoría de los países industrializados en el mundo moderno han prohibido la pena capital.2 Consideran que es inmoral, poco práctica, ineficaz, e injusta en la forma en que se realiza. Actualmente, los cinco países con más ejecuciones son China, Irán, Irak, Arabia Saudita y los Estados Unidos.3
Naturalmente, la gente de fe siente la curiosidad de saber cómo sus creencias deben informar su opinión sobre la pena de muerte. Para los cristianos, la pregunta más importante es si la Biblia apoya esta práctica. ¿Acaso la Biblia sugiere que Dios perdona el uso de la pena de muerte del estado moderno? ¿O existe una buena razón para pensar que las enseñanzas de la Biblia desafían su práctica actual?
A Favor de la Pena Capital
Hay muchos pasajes en la Biblia que podrían estar relacionados con el debate sobre la pena de muerte. Por cuestión de tiempo y espacio, exploremos sólo tres de los más importantes pasajes que parecen indicar que la Biblia tiene una visión positiva de la pena de muerte.
En primer lugar, existe el pacto que Dios hizo con Noé. Después de que Dios destruyera el mundo por inundación (el hecho que si este cuento es históricamente cierto o es una leyenda, no es el caso por ahora), él le reafirmó a Noé su mandato para los seres humanos, "Sed fecundos y multiplicaos".4 También se comprometió a nunca destruir la vida sobre la tierra a causa de un gran diluvio otra vez.5 Pero Dios incluyó una disposición para abordar el pecado humano—para empezar y de manera particular, todo el asesinato y el derramamiento de sangre que había conducido a la inundación. Le dijo a Noé: " Por cierto, de la sangre de ustedes yo habré de pedirles cuentas. ‘Si alguien derrama la sangre de un ser humano, otro ser humano derramará la suya, porque el ser humano ha sido creado a imagen de Dios mismo.’”6
En este sentido, Dios parece decir: “La vida humana es tan valiosa que sólo Dios debe darla y quitarla. Por lo tanto, cuando un ser humano asesina a otro, yo permito a los humanos castigar al delincuente quitando su vida en correspondencia.” Algunos creen que este pasaje es descriptivo en la manera en la que los seres humanos toman represalias y derraman sangre, mas no es preceptivo para lo que Dios desea. Pero una segunda parte de la Biblia puede ser tomada como prueba de que realmente Dios tenía en mente la pena de muerte.
En las leyes que Dios le dio a Moisés para ordenar la sociedad israelita, el principio del “ojo por ojo” desempeñó un papel significativo.7 Esto significó que independientemente del daño que alguien hiciera, se debería regresar como una medida de venganza. Este principio se extendió a la vida también—“vida por vida.”8 Por consiguiente la pena de muerte se prescribió para la ofensa de asesinato.9 Otros crímenes capitales—los que son considerados atroces para la sociedad y para Dios—incluyendo el adulterio, la blasfemia, y el sacrificio de otros dioses.10
En lo que se refiere al debate de hoy en día, pocas personas creen que las leyes de una nación moderna como los Estados Unidos, debe estar basada en la antigua ley israelita. Pero el mismo hecho de que Dios utiliza la pena de muerte en el sistema jurídico israelita implica que la misma práctica no es intrínsecamente inmoral.
Finalmente, un importante pasaje del Nuevo Testamento también parece apoyar la pena de muerte. En una larga carta escrita por el apóstol Pablo a los cristianos en Roma, les dio instrucciones prácticas sobre su relación con el gobierno (que a menudo era hostil con el cristianismo):
Todos deben someterse a las autoridades públicas, pues no hay autoridad que Dios no haya dispuesto, así que las que existen fueron establecidas por él. Por lo tanto, todo el que se opone a la autoridad se rebela contra lo que Dios ha instituido. Los que así proceden recibirán castigo. Porque los gobernantes no están para infundir terror a los que hacen lo bueno sino a los que hacen lo malo. ¿Quieres librarte del miedo a la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás su aprobación, pues está al servicio de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, entonces debes tener miedo. No en vano lleva la espada, pues está al servicio de Dios para impartir justicia y castigar al malhechor. Así que es necesario someterse a las autoridades, no sólo para evitar el castigo sino también por razones de conciencia.11
Mientras que Pablo no menciona explícitamente la pena de muerte, él claramente instruye a cristianos a rendirse a las autoridades gubernamentales debido a que Dios establece la autoridad humana. Esto incluye el derecho a castigar el mal con “la espada.” Era extensamente sabido que el Imperio Romano usó métodos de ejecución para delitos capitales. Es difícil interpretar el escrito de Pablo como algo más que un endoso tácito del uso de la pena de muerte para castigar ciertos delitos en Roma.
En Contra de la Pena Capital
Pero el caso no es tan cerrado como los pasajes anteriores lo hacen ver. Todo el mundo parece estar de acuerdo en que el Antiguo Testamento condona el uso de la pena capital en la legislación y la práctica de Israel. Pero muchos creen que esto fue una concesión de Dios específicamente para esa época y contexto. Si Jesús es la máxima expresión del carácter de Dios y su voluntad, el argumento es, ¿no deberíamos entonces observar su enseñanza y el ejemplo de orientación suprema sobre este tema?
Jesús parecía tomar una perspectiva revolucionaria cuando se trataba de ofensas entre los seres humanos. En cuanto a pecados como adulterio y asesinato, sugirió que la ira y la lujuria eran igual de condenables.12 Jesús enseñó que, cuando alguien te lastima, la venganza no es la respuesta. El principio del Antiguo Testamento del “ojo por ojo” debe hacerse a un lado; el amor y el perdón deben prevalecer.13
Cuando una mujer fue sorprendida en el acto mismo de una ofensa capital fue traída delante de Jesús, él desafió a la multitud reunida a que la apedrearan (como la ley de Moisés instruía) si alguien estaba libre de pecado.14 “Aquel de ustedes que esté libre de pecado, que tire la primera piedra.”15 Mientras que Jesús no excusa su transgresión—de hecho le dijo que "deje de [su] vida fuera del pecado"—tampoco él la condenó a muerte.16
La misma muerte de Jesús plantea preguntas sustanciales para cualquier cristiano. Los libros de Mateo, Marcos, Lucas y Juan retratan a Jesús como una víctima inocente de la pena de muerte injusta en las manos tanto de líderes judíos como de autoridades romanas. Mientras los cristianos tempranos interpretaron el acontecimiento como parte del plan de Dios y creyeron que [Dios] podría traer redención por una injusticia tan horrible, sin embargo, nunca identifica a Jesús con la "parte oscura" de la pena de muerte.17 La propia actitud de Jesús hacia aquellos que lo mataban injustamente era simple: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.”18
Finalmente, muchos lectores de las escrituras de Pablo sugieren que su instrucción en Romanos 12 es más importante para este debate que lo que dijo en Romanos 13:
Bendigan a quienes los persigan; bendigan y no maldigan. . . No paguen a nadie mal por mal. Procuren hacer lo bueno delante de todos. Si es posible, y en cuanto dependa de ustedes, vivan en paz con todos. No tomen venganza, hermanos míos, sino dejen el castigo en las manos de Dios, porque está escrito: “Mía es la venganza; yo pagaré,” dice el Señor. Antes bien, “Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber. Actuando así, harás que se avergüence de su conducta.” No te dejes vencer por el mal; al contrario, vence el mal con el bien.19
Una Elección
Cada persona tendrá que establecer sus propias conclusiones acerca de lo que enseña la Biblia sobre la pena de muerte. Por supuesto, uno no debe ignorar otros argumentos acerca de su efectividad, ejecución, practicidad, costo, y cómo encaja en una teoría más grande de la justicia para la sociedad. Pero para los cristianos, la Biblia puede y debe desempeñar un papel importante en este debate.