¿Sabías que la Pascua es parte de una serie de fiestas cristianas llamadas Semana Santa?
La semana antes del Domingo de Pascua de Resurrección, cuando se celebra la resurrección de Jesús, es conocida por los cristianos católicos y protestantes como la Semana Santa. Es un tiempo para recordar la crucifixión de Jesús y los sucesos que le precedieron inmediatamente antes.
Las historias bíblicas del fin de la vida de Jesús se encuentran en los cuatro Evangelios—Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Estos libros ofrecen un récord relativamente completo de las palabras y obras finales de Jesús.
Domingo1
El domingo antes de la pascua de resurrección es conocido como Domingo de Ramos. Este día marca la llegada de Jesús en Jerusalén, lo que se llama “la entrada triunfal”. Es llamado así porque la multitud de gente que le dio la bienvenida a Jesús a la ciudad cubrió su camino con ramos de palmas.2
Los seguidores de Jesús lo consideraban un candidato mesiánico prometedor, uno que podría devolver el poder militar y político a Israel. La gente usaba los ramos de palmas—un símbolo ancestral—para representar su esperanza de que Jesús restaurara a Israel a un sitial importante, que evocara a David, el gran rey de Israel.3
Lunes4
Jesús fue uno de miles de personas que entraron a Israel a celebrar la Pascua Judía.5 Como tal, en el templo había mucha actividad, incluso el intercambio de precios por la compra de animales de sacrificio y el cambio de moneda.
Jesús se sintió sumamente ofendido debido a la avaricia que proyectaban estos oportunistas, quienes buscaban la ganancia personal sobre el valor de un ritual divino. Enfadado, Jesús viró las mesas donde se cambiaba el dinero y las de los que vendían animales de sacrificio.
Jesús había entrado en el templo, no como un peregrino religioso en búsqueda de hacer un sacrificio—Él mismo sería, dentro de solo cuatro días, el sacrificio máximo—sino como una persona que tenía autoridad divina para purificar la casa de Dios. Los líderes judíos interpretaron las acciones de Jesús como una afrenta a su autoridad religiosa, con razón.
Martes y Miércoles6
Aunque la cronología entre la entrada de Jesús en Jerusalén y la última cena el jueves no es muy clara, los evangelios expresan que Jesús dedicó gran parte de este tiempo dentro del templo. Se dedicó a enseñar y predicar a las multitudes que se reunían allí.
Sintiéndose amenazados por su influencia y enseñanzas, los altos sacerdotes judíos y Fariseos confrontaron a Jesús y “tramaron cómo tenderle una trampa con sus mismas palabras”.7 Le hicieron una serie de preguntas difíciles y capciosas con la esperanza de que Jesús los blasfemara, se contradijera o, sencillamente, no tuviera respuestas.
Fue en este momento que Jesús predicó una de sus famosas parábolas, discutió las señales del fin de la era y reveló el mandamiento más importante.8
Jueves9
Respecto del calendario cristiano, este día se conoce como el Jueves Santo.10
El jueves por la noche, Jesús tuvo su última comida—llamada con frecuencia la Última Cena o la Cena del Señor—con sus discípulos. La cena cobró mucho significado, ya que Jesús comunicó a sus discípulos una conciencia divina de su muerte inminente y el conocimiento de que uno de sus propios discípulos, Judas, lo traicionaría.
Es en la Cena del Señor que los cristianos pueden encontrar la tradición que ahora se conoce como la Primera Comunión11: “Mientras comían, Jesús tomó pan y lo bendijo. Luego lo partió y se lo dio a sus discípulos, diciéndoles: ‘Tomen y coman; esto es mi cuerpo’. Después tomó la copa, dio gracias, y se la ofreció diciéndoles: ‘Beban de ella todos ustedes. Esto es mi sangre del pacto, que es derramada por muchos para el perdón de pecados.’”12
En este intercambio, Jesús se esforzó por explicar el significado de su muerte a sus discípulos. Así como el alimento es esencial como nutrimento físico, de la misma manera una relación con Jesús es esencial para el sustento y crecimiento espiritual.
Juan recuerda que, durante la cena, Jesús también lavó los pies de sus discípulos, un acto reservado para el más mísero de los sirvientes.13 Un maestro sirviendo a sus discípulos de tal manera era muy poco usual y una muestra de profunda humildad. Jesús explicó: “Les he puesto el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo he hecho con ustedes.”14
Después de la cena, llevó a tres de sus discípulos para que lo acompañaran al jardín y oraran. Apartándose de su presencia a un área solitaria, Jesús oró a su Padre. El Evangelio de Juan indica que Jesús oró por su propia persona, por sus discípulos y por todos los creyentes.15 Mateo, Marcos y Lucas nos muestran que, aunque Jesús pudo haber deseado otra manera de salvar a la humanidad, al final se rindió a la voluntad de Dios, comprometiéndose a llevar a cabo el plan divino.16
Después de orar, aparecieron un grupo de personas armadas y Judas, el traidor.17 Al ser culpado por blasfemia y por ser un revolucionario que intentaba usurpar la autoridad tanto judía como romana, arrestaron a Jesús.
Viernes18
Tras haber sido sometido a una serie de tribunales y sufrido toda clase de torturas y burlas, clavaron a Jesús en una cruz—fue crucificado—aproximadamente a las 9:00 a.m. del viernes.
La crucifixión era un tipo de ejecución lenta y extremadamente dolorosa en la que un condenado se clavaba a una cruz y se dejaba allí hasta que muriera. Después de estar colgado de la cruz durante unas cuantas horas, el delincuente no podría levantarse para respirar. A la larga, moriría lentamente de sofocación.
Tras seis horas de intenso sufrimiento, Jesús murió alrededor de las tres de la tarde.19 Bajaron su cuerpo de la cruz y lo sepultaron en el sepulcro prestado de un hombre rico llamado José de Arimatea.
Es difícil sobrevalorar el significado de la crucifixión dentro de la tradición cristiana. Los cristianos creen que cuando Jesús—quien había vivido sin pecado—murió, se llevó consigo todos los pecados de la humanidad y la ira de Dios respecto a los mismos.
Según la creencia cristiana, la muerte de Jesús permite a cada uno de nosotros intentar tener una relación personal con Dios. Podemos pedir perdón por nuestros pecados, recibirlo y evitarnos el castigo por nuestras iniquidades. El apóstol Pablo lo explica así: “Al que no cometió pecado alguno, por nosotros Dios lo trató como pecador, para que en él recibiéramos la justicia de Dios.”20
Siete siglos antes, el profeta Isaías predijo el suceso:
Ciertamente él cargó con nuestras enfermedades
y soportó nuestros dolores,
pero nosotros lo consideramos herido,
golpeado por Dios, y humillado.
Él fue traspasado por nuestras rebeliones,
y molido por nuestras iniquidades;
sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz,
y gracias a sus heridas fuimos sanados.
Todos andábamos perdidos, como ovejas;
cada uno seguía su propio camino,
pero el Señor hizo recaer sobre él
la iniquidad de todos nosotros.21
Es sorprendente que los cristianos se conmueven enormemente cuando recuerdan el sufrimiento y sacrificio de Jesús, un sacrificio hecho por cada uno de nosotros.
Domingo22
El próximo domingo—conocido como Domingo de Pascua de Resurrección—conmemora el suceso que verdaderamente separa a Jesús de los demás mártires: su resurrección de entre los muertos. Los Evangelios documentan que mediante el poder divino, Jesús fue resucitado y abandonó el sepulcro, aunque estaba vigilado por soldados y sellado con una piedra de gran tamaño.
Al igual que con la crucifixión, la resurrección de Jesús es sumamente importante para los cristianos. Los cristianos tienen la creencia de que al resucitar, Jesús venció al pecado y a la muerte en nombre de todos nosotros. En este acto, Jesús demostró que el pecado y la muerte no tienen el poder último y ofreció la vida eterna a sus seguidores.
Después, Jesús se les apareció a sus discípulos y otros creyentes a lo largo de un periodo de tiempo, demostrándoles su identidad divina. Finalmente, instruyó a sus discípulos lo que los cristianos llaman la Gran Comisión: “Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes.”23 La Biblia nos dice que, después de todo esto, Jesús ascendió al cielo.
Ahora
No obstante, la resurrección no es el final de la historia. Según la creencia cristiana, Jesús volverá a la Tierra cuando llegue el fin del mundo. Entonces, la Tierra se restaurará y “ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento ni dolor, porque las primeras cosas han dejado de existir”.24
Hasta entonces, los creyentes modernos no tienen que prescindir de la presencia de Jesús. Los cristianos creen que Dios todavía está involucrado activamente en la vida de cada persona. Algunas de las palabras finales de Jesús durante sus últimas horas en la Tierra permanecen, las cuales tranquilizan y empoderan mucho a sus seguidores, aún miles de años después de pronunciadas: “Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo.”25