Idea Central: “El Señor es mi pastor, nada me falta.” —Salmos 23:1
Mensaje para hoy:
Si vives lo suficiente, tarde o temprano trabajarás para un jefe de caracter duro. No sé cuáles puedan ser las cosas que más te fastidien pero a mi, éstas dos son las que más me molestan: un jefe que piensa que él o ella es demasiado importante como para ser molestado por personas como yo, o, el jefe que me considera tan incompetente que quiere medir o monitorear cada uno de mis movimientos.
El versículo de hoy fue escrito en una época en la que los dioses eran adorados por la gente, eran lejanos y distantes y orquestaban frenéticamente los eventos de la vida. Eran malhumorados, arrogantes y conspiradores—siempre cuidándose a ellos mismos.
Pero aquí, el escritor nos da una imagen diferente de Dios—el único y verdadero Dios. Lo llama nuestro pastor. Un pastor no es distante o controlador, indiferente o asfixiante. Sin embargo, está muy presente.
Dios demuestra que se preocupa por nosotros al guiar, proteger y proveer. Él es consciente de nuestras necesidades y sufrimientos y es responsable de nuestro bienestar. Con un pastor como ese, ¿qué más se puede pedir?
Considera esto:
¿Cuál es tu visión de Dios? ¿Lo notas distante, exigente, exento o controlador?
¿Qué podría cambiar en tu vida si buscaras una comprensión profunda de que Dios es como un pastor que se preocupa por ti?
Toma acción:
Dedica unos minutos a pensar en las cosas que Dios ha proveído para ti. Permite que la conciencia de su provisión te ayude a entender que Dios no es un jefe duro con demandas indignantes; es más bien un pastor amable y cariñoso que provee por su propia cuenta.
¿QUIERES CONOCER A DIOS PERSONALMENTE?
Dios nos ama y tiene planes increíbles para nuestras vidas, pero ¿cómo llegamos allí?
Los siguientes pasos trazan un camino claro que Dios preparó para que encontremos una relación con Él.