Persona llorando preocupada

Por lo Tanto Podríamos ser Sanados

Día 16: Por lo Tanto Podríamos ser Sanados

Idea Central: Jesús sufrió para que no tuviéramos que sufrir; fue herido para que nosotros pudiéramos ser sanados.

Versículo: “Él fue traspasado por nuestras rebeliones, y molido por nuestras iniquidades; sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz, y gracias a sus heridas fuimos sanados.” —Isaías 53:5

Mensaje para hoy:
La historia de vida de Joni Eareckson Tada provoca tantas emociones. Un accidente de buceo en el año 1967 la dejó paralizada del cuello hacia abajo. Constantemente lucha con la paraplejia, con el dolor crónico y, ahora, con cáncer de mama en etapa 3. Aún así, ella es rápida para decirle a todos cuán maravillosa y completa ha sido su vida, inclusive a través del sufrimiento. Ella atribuye a Dios por hacer las cosas más asombrosas en su vida. “Tengo la fuente efervescente de sanación de Dios... Dios es mi éxtasis,” ella irradia.

Pero ella está en una silla de ruedas, incapaz de cuidar de sí misma. ¿Cómo puede pensar y decir estas cosas?

Es fácil dudar de ella; la imagen no coincide con el audio. Pero es inmutable. Para Joni, “el sufrimiento es como un salpicón del infierno, sacándola un poco de su letargo espiritual.” Ella dice que no sufre porque “sus heridas son sanadas en la búsqueda de Jesús atrayéndola al Santuario interno de los cielos.” Su sanación autoproclamada más profunda es que se queja menos, peca menos, tiene mayor compasión y se preocupa más por los demás.

¿Podría ser que tu sanación llegue cuando permitas a Dios salirse con la suya? Después de todo, ¿no es cierto que la curación más profunda sólo la puede proporcionar Dios?

Considera esto:
¿Cómo crees que Tada reaccionaría si le dijeras que no existe un Dios?
¿Dónde encuentras tu esperanza cuando parece que hay demasiadas cosas agobiándote?

Toma acción:
Ora por alguna persona que conozcas con capacidades especiales. Ruega por que el plan de Dios para su sanación se cumpla para ellos.