¿La teoría del Big Bang prueba o contradice la existencia de Dios? Tú decide.
Como fan de la serie original de Star Trek, nunca me molestó el hecho de que la nave estelar Enterprise nunca tuvo problemas para encontrar planetas Tipo M esparcidos por el universo. Para aquellos que no están familiarizados con Star Trek, un planeta tipo M es un planeta parecido a la tierra con una atmosfera y clima apropiados para ser habitado por humanos.
En los inicios de la Carrera Espacial, cuando Star Trek salió al aire por primera vez, muchos asumieron que nuestro planeta no era particularmente especial, que futuras exploraciones revelarían una variedad de planetas capaces de sostener la vida humana. Actualmente, la mayoría de los científicos ya no piensan de esta manera. A pesar de las esperanzas iniciales de encontrar planetas hospitalarios alrededor de Gliese 581, mientras más sabemos sobre nuestro universo, parece menos probable que encontremos otro planeta parecido a la tierra en las vastas extensiones del espacio.1
Universo Alineado
Nuestro planeta es un fenómeno raro; solo la alineación precisa de las fuerzas cósmicas permite que la tierra sostenga la vida basada en el carbono. Términos extravagantes como la gravedad, electromagnetismo, fuerza nuclear y la constante cosmológica operan todas dentro de parámetros extremadamente estrechos. Si alguno de ellos cambiará en el grado más mínimo, el universo reventaría o se doblaría sobre sí mismo. ¿El resultado final? La vida, como la conocemos, sería imposible.
Los científicos que calculan las posibilidades de que la vida suceda como una convergencia aislada de elementos obtienen números alucinantes; algunas estimaciones de la probabilidad han superado uno en el número de átomos en el universo.2
El hecho de que estemos presentes en este mundo parece ser, sin duda, milagroso. La singularidad de nuestro sistema solar, nuestra posición dentro de ese sistema, la composición de nuestra atmósfera, y las precisas leyes físicas por las que nuestro universo puede existir…todas estas facetas denotan el diseño inteligente de un ser sobrenatural.
¿Te parece ofensiva o estúpida esta frase? Permíteme explicar.
Favoreciendo la Razón
Aunque la oración previa puede parecer “religiosa” y por lo tanto “no científica”, es importante recordar que la religión y la ciencia no deben ser vistas como mutuamente exclusivas.
¿Se consideraría a un antropólogo que descubrió y estudió Stonehenge no científico si argumenta que las piedras no se ensamblaron a sí mismas? Claro que no. Un análisis científico de las piedras confirma que no fueron acomodadas por las fuerzas naturales y aleatorias de la erosión, sino por agentes inteligentes.3
Teniendo en cuenta esto, si el antropólogo concluye que Dios acomodó las piedras, sería culpable de caer en una respuesta subjetiva y religiosa. Siempre que sea posible, una explicación razonable y natural—los humanos construyeron Stonehenge—debería ser favorecida sobre una explicación sobrenatural y no comprobable—Dios construyó Stonehenge.
Pero, ¿qué hay de la alineación del universo? El hombre no pudo haber diseñado los factores que llevaron a su propia existencia. Entonces, ¿qué fue lo que hizo posible nuestro mundo?4
Adiós, Universo en Estado Estacionario. Hola, Big Bang.
Hace un siglo, la respuesta a esta pregunta hubiera sido fácil: de acuerdo con la teoría del “universo en estado estacionario”, el universo ha existido siempre.5 Con tiempo suficiente, pudo haber producido de manera aleatoria los parámetros necesarios.
Pero esta respuesta ya no puede ser apoyada con evidencia científica. Durante los últimos cincuenta años, los científicos han amasado una cantidad impresionante de datos que apuntan a una conclusión asombrosa: nuestro universo tuvo un comienzo.
En un momento específico hace aproximadamente 13.7 billones de años, la materia, espacio, energía y tiempo llegaron a existir en una explosión creativa conocida popularmente como el Big Bang. Antes del Big Bang simplemente nada existía. Un pensamiento extraño, ¿no?
Aunque Mark Vuletic, junto con varios físicos, ha argumentado la presencia de “partículas virtuales” que “llegaron a existir en el espacio vacío por periodos muy breves de tiempo”, el modelo cosmológico prevaleciente mantiene la teoría de que el Big Bang surgió de la nada.6 Al mismo tiempo, el modelo filosófico predominante sostiene que algo no puede surgir de la nada.
Si se aceptan ambas teorías como confiables, enfrentamos implicaciones teístas casi inevitables. ¿Quién, sino un ser eterno no creado, que existe fuera del tiempo y el espacio, pudo haber precedido e iniciado el Big Bang? Un ser, exactamente así es lo que los teístas creen que Dios es.
Para aquellos que aceptan la Biblia como verdadera, el Big Bang no fue una sorpresa. Mientras que todos los demás libros religiosos antiguos sostienen que la materia era eterna y que los dioses evolucionaron de esa materia, solo la Biblia proclamó que Dios (no la materia) era eterno.7
Para aquellos que se sienten incómodos con cualquier superposición entre la ciencia y la religión, las noticias fueron un poco sorprendentes. Por décadas, la idea del Big Bang tuvo una fuerte resistencia por parte de los científicos que preferían vivir en un universo en “estado estacionario”.
Improbabilidad Multiplicada
Mucha de esta resistencia, se puede argumentar, fue motivada por las claras implicaciones teístas que acompañan a la idea de un universo que llego a existir ex nihilo—de la nada. Esta resistencia nos acompaña aún hoy en día mientras muchos científicos trabajan para explicar el Big Bang separado de la figura de Dios.
Quizá, como ha sugerido el físico Stephen Hawking, nuestro universo es solo uno de múltiples universos (o multiversos).8 Dados miles de millones de estos universos potenciales, sostiene, es razonable esperar que uno acabaría como el nuestro.
Pero hay poca evidencia empírica para su suposición. ¿En dónde está la “máquina” que sigue bombeando universos fallidos en un intento de encontrar uno que funcione? ¿Y por cuales leyes naturales opera esta máquina, dado que, según ha sostenido el físico John Lennox, no puede haber leyes de la naturaleza hasta que haya una naturaleza a ser guiada por leyes?9
Aunque Hawking es uno de los mejores científicos de nuestra generación, hay algo vagamente desconcertante acerca de su teoría del multiverso. Es casi como si Hawking, al verse incapaz de llegar a un método naturalista por el cual un universo podría llegar a existir, ha respondido sugiriendo que no solo uno, sino miles de millones de universos surgieron espontáneamente de la nada.
Tal teoría, propondría yo, irónicamente solo puede ser aceptada en la fe…mucha fe. Termina pareciendo casi irracional examinar el Big Bang fuera del reino de un ser sobrenatural.
Como lo presentó el astrónomo Allan Sandage, ganador del Premio Crafoord en astronomía de 1991: “Me parece sumamente improbable que tal orden haya resultado del caos. Tiene que haber algún principio organizador. Dios es para mí un misterio, pero es la explicación para el milagro de la existencia, por qué hay algo en lugar de nada.”1