"Salvar" es una palabra que usamos frecuentemente, pero, ¿qué significa "salvación" para los cristianos?
Comúnmente, en nuestra vida cotidiana no usamos la palabra “salvación.” De hecho, esta palabra es más familiar para nosotros en cualquier variación de su forma verbal: salvar.
“'Salvando al Soldado Ryan' es una película muy fuerte.”
“El tratamiento contra el cáncer salvó mi vida”
“La pronta respuesta de los bomberos salvó nuestra casa.”
“¿Salvaste tu documento antes de que tu ordenador fallara?”
En todos estos casos, “salvar” significa algo así como “mantener algo seguro o rescatar del peligro o pérdida.”1
La Salvación en la Biblia
Las narrativas históricas de la Biblia usan las palabras “salvar” y “salvación” de manera similar y laica. Considera algunos pasajes del Antiguo Testamento, que fue originalmente escrito en hebreo:
- “Luego José le informó al pueblo: ‘Desde ahora ustedes y sus tierras pertenecen al faraón, porque yo los he comprado. Aquí tienen semilla. Siembren la tierra. Cuando llegue la cosecha, deberán entregarle al faraón la quinta parte de lo cosechado. Las otras cuatro partes serán para la siembra de los campos, y para alimentarlos a ustedes, a sus hijos y a sus familiares.’ ‘¡Usted nos ha salvado la vida, y hemos contado con su favor!’—respondieron ellos—. ‘¡Seremos esclavos del faraón!’”2
- “Los gabaonitas, por su parte, enviaron el siguiente mensaje a Josué, que estaba en Guilgal: ‘No abandone usted a estos siervos suyos. ¡Venga de inmediato y sálvenos! Necesitamos su ayuda, porque todos los reyes amorreos de la región montañosa se han aliado contra nosotros.’”3
- “Acaz envió entonces mensajeros a Tiglat Piléser, rey de Asiria, con este mensaje: ‘Ya que soy tu servidor y vasallo, ven y líbrame del poder del rey de Siria y del rey de Israel, que se han puesto en mi contra.’”4
O considera varios ejemplos del Nuevo Testamento, que fue escrito primeramente en griego:
- “Poco después se nos vino encima un viento huracanado, llamado Nordeste, que venía desde la isla...Al día siguiente, dado que la tempestad seguía arremetiendo con mucha fuerza contra nosotros, comenzaron a arrojar la carga por la borda. Al tercer día, con sus propias manos arrojaron al mar los aparejos del barco. Como pasaron muchos días sin que aparecieran ni el sol ni las estrellas, y la tempestad seguía arreciando, perdimos al fin toda esperanza de salvarnos.”5
- “De repente, se levantó en el lago una tormenta tan fuerte que las olas inundaban la barca. Pero Jesús estaba dormido. Los discípulos fueron a despertarlo, ‘¡Señor!’—gritaron—‘¡sálvanos, que nos vamos a ahogar!’”6
En estos y otros pasajes, la Biblia describe a personas que buscan la salvación de los ejércitos enemigos, del hambre, de la esclavitud, la tragedia, la enfermedad y la muerte. El mundo era un lugar peligroso para vivir en aquel momento—y en muchos lugares aún lo es
Pero las referencias bíblicas más destacadas y famosas a la salvación y a ser salvos tienen matices teológicos más profundos. La Biblia habla de una salvación espiritual que todas las personas necesitamos.
La Salvación y Nuestras Almas
Antiguos autores hebreos y cristianos sugieren que necesitamos ser salvados del pecado. El pecado es el resultado práctico de nuestras decisiones egoístas. Esto significa, en última instancia, que necesitamos ser salvados de nosotros mismos. Si sólo dependo de mis propios deseos egoístas, mi orgullo, avaricia, moralidad, impaciencia y una multitud de otras malas actitudes y comportamientos, no sólo harían mi vida miserable, sino que también haría miserable a los demás. Y si todos los demás también persiguen sus deseos egoístas, de pronto el mundo se convertiría en un lugar horrible y quebrantado.
Dios no nos creó para vivir de esa manera. Él nos creó para prosperar: en una relación con él, en relación de unos con otros, y en relación con esta hermosa creación que él hizo.7 Por lo tanto, cuando hacemos elecciones egoístas, no sólo nos dañamos a nosotros mismos, a los demás y al medio ambiente, también nos rebelamos contra nuestro propio Creador, que tiene previsto que vivamos de una manera distinta y aún tiene las mejores intenciones en mente. El pecado y el egoísmo destruyen nuestra relación con Dios y causan estragos en nuestras vidas.
Por esta razón vino Jesús: a rescatar—para salvar—a la gente de ellos mismos y de su pecado, junto con la muerte y destrucción que arrastra. Jesús hizo esto al morir en la cruz por nuestros pecados y levantarse de entre los muertos derrotando al pecado y la muerte.8 Y es por esto que muchos cristianos anhelan compartir con los demás esta buena noticia acerca de la salvación. Los cristianos creen “que si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor, y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo.”9
Salvado para
Para entender completamente este sentido holístico de la salvación, es importante señalar que los cristianos no sólo creen que se salvan de algo—del pecado y sus consecuencias—sino que también son salvados para algo. Ellos creen que son salvados para un propósito: para ser agentes de esperanza, sanación y restauración en el mundo. El apóstol Pablo lo describió así: “Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios, no por obras, para que nadie se jacte. Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica.”10
Dios nos salva para que podamos hacer buenas obras en este mundo. Como lo resume el autor Gabe Lyons: “Dios anhela restaurar su imagen en [aquellos que ha salvado], y los deja sueltos, los libera para que puedan perseguir su sueño original para todo el mundo. Aquí, ahora, hoy, mañana. Ya no se sienten obligados a esperar a llegar al cielo o pasar todo su tiempo diciéndole a la gente lo que deben de creer. En lugar de eso, están participando con Dios en su proyecto de restauración de todo el mundo.”11