¿Qué sucede con aquellos que nunca oyeron el Evangelio?

¿Qué sucede con aquellos que nunca oyeron el Evangelio?

¿Acaso los que nunca oyeron el mensaje de Jesús, están condenados a una eternidad en el infierno?

¿Has pensado alguna vez en el proverbial hombre de la isla—el hombre que nunca escuchó el evangelio o inclusive el nombre de Jesús? Tal vez lo has encontrado en el argumento contra el cristianismo de algún amigo. Tal vez, incluso tú mismo has expresado una objeción sobre él: ¿Cómo puede un Dios bueno y amoroso condenar al infierno a alguien que ni siquiera ha oído hablar de él?

Esta pregunta, por supuesto, asume que Dios haría tal cosa. ¿Es eso lo que enseña la Biblia? ¿Acaso todo ser humano debe escuchar el Evangelio y creer en Cristo para ser salvo?

Cuando se trata de la cuestión emocionalmente irritante de “aquellos que nunca han escuchado,” existen dos posiciones predominantes entre los cristianos profesantes: Inclusivismo y particularismo. Mientras que ambos puntos de vista sostienen que Jesús es el único camino hacia Dios, solamente uno de ellos insiste en la necesidad de una fe consciente en él.

Inclusivismo

El inclusivismo es la creencia de que aunque la salvación viene solamente por medio de Jesucristo, puede haber personas que son cristianas sin saberlo. Jesús puede salvar a algunos que nunca oyeron hablar de él activamente.1

Los inclusivistas a menudo citan Romanos 2:1–16, un pasaje tomado para implicar que la salvación es posible aparte de la revelación especial de Dios. Es decir, el contenido de la revelación general—en términos tanto del orden creado fuera de2 como de la ley moral dentro de3—proporciona un conocimiento suficiente para la salvación. Como lo explica Millard Erickson, “El surgimiento de más puntos de vista inclusivos de la salvación, aun entre los evangélicos, se basa en una creencia en la eficacia de la revelación general para una relación salvífica de Dios.”4

Además, muchos inclusivistas recurren al precedente de los Santos del Antiguo Testamento que fueron salvados sin saber el nombre de Jesús. Erickson escribe:

¿Qué pasa si alguien fuera a lanzarse. . . sobre la misericordia de Dios, sin saber sobre qué bases es proporcionada esa misericordia? ¿No estaría en cierto modo tal persona en la misma situación que los creyentes del Antiguo Testamento? No había sido revelada completamente la doctrina de Cristo y su obra expiatoria a estas personas. Sin embargo, ellos sabían que había disposición para el perdón de sus pecados, y que no podían ser aceptados sobre los méritos de cualquier obra propia. Tenían la forma del evangelio sin su contenido completo. Y fueron salvados.5

¿Pero acaso este paralelo no trivializa la obra salvadora de Cristo? En absoluto, insiste Erickson, porque Jesús sigue siendo la fuente de todos los beneficios de salvación: “La base de la aceptación sería la obra de Jesucristo, aunque la persona involucrada no sea consciente de que así es cómo se ha previsto para su salvación… La salvación siempre ha sido apropiada por la fe.... Nada ha cambiado en ese sentido.”6

Lo que a Dios le importa es la fe humana respondiendo a la “luz” que él ha provisto en un determinado momento o lugar. Es injustificado, entonces, para cualquier persona decir que conoce con certeza el destino de los no evangelizados. Un pastor lo expone de esta manera: “Creo que la postura más cristiana es permanecer agnóstico sobre esta cuestión. El hecho es que Dios, junto con las advertencias más solemnes sobre nuestra responsabilidad para responder al Evangelio, no han revelado cómo lidiará con aquellos que nunca lo han oído.”7

Muchos inclusivistas recurren al carácter de Dios en defensa de su punto de vista. Porque “Dios es amor,” continúa la discusión, él nunca condenaría a alguien que ni siquiera tuvo una oportunidad de salvarse.8 Como afirma Clark Pinnock, “el inclusivismo no es un tema de discusión central en la Biblia y... la evidencia de ello es menor de la que uno quisiera. Pero la visión del amor de Dios es tan fuerte que la evidencia parece suficiente para mí.”9

Particularismo

En contraste con el inclusivismo, el particularismo10 es la opinión de que la redención es posible a través de la sola fe en el Evangelio11. Esta ha sido la posición cristiana predominante a lo largo de la historia de la iglesia y permanece así entre los evangélicos creyentes en la Biblia hoy en día. Varios textos son citados comúnmente en su defensa.

En primer lugar, aunque los inclusivistas a veces emplean Romanos 1:18–23 para resaltar la importancia de la revelación general, leyendo el texto más de cerca parece apoyar la visión particularista. El argumento de Pablo es que la revelación de Dios en la naturaleza es suficiente sólo para condenar, no para salvar. Aunque el hombre en la isla “conoce a Dios,”12 él “suprime la verdad”13 perceptible en la naturaleza y por lo tanto “sin excusa.”14 Los seres humanos no son culpables porque ellos no han escuchado el Evangelio; son culpables porque no han honrado a su Creador.

Romanos 10 también muestra la necesidad de fe Evangélica para la salvación:

“Todo el que invoque el nombre del Señor será salvo.”Ahora bien, ¿cómo invocarán a aquel en quien no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán si no hay quien les predique? . . . Así que la fe viene como resultado de oír el mensaje, y el mensaje que se oye es la palabra de Cristo.15

La cadena de la lógica de Pablo es muy simple:

  • La única manera de salvarse es eligiendo el nombre de Cristo.
  • La única forma de elegir el nombre de Cristo es creer en el Evangelio.
  • La única forma de creer en el Evangelio es escuchar el Evangelio.
  • La única manera de escuchar el Evangelio es que te hablen del Evangelio.

La realidad de otro medio de salvación además de la fe en “la palabra de Cristo,” afirman los particularistas, es difícil de empatar con un pasaje como éste.

Los particularistas a menudo también señalan la declaración de Jesús: “Yo soy el camino, la verdad y la vida—le contestó Jesús—. Nadie llega al Padre sino por mí.”16 Aunque a veces los inclusivistas objetan que esta declaración no dice nada explícito sobre la fe, los particularistas señalan que seguramente está implícita la idea. El objetivo principal del Evangelio de Juan, después de todo, pretende convencer a los lectores a creer y ser salvos,17 como lo deja claro el contexto anterior.18 Juan aborda el tema de la creencia no menos de noventa y siete veces a lo largo del libro. Teniendo en cuenta el contexto entero, entonces, los particularistas dicen, es probable que “a través de mí” significa “a través de la fe en mí.”19

Además, los autores del particularismo señalan en Hechos una declaración que hizo Pedro a la multitud: “En ningún otro hay salvación, porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres mediante el cual podamos ser salvos.”20 El versículo no sólo dice que no hay ningún otro Salvador bajo el cielo—algo con lo que los inclusivistas estarían de acuerdo, dice que no hay otro nombre, implicando una identidad específicamente expresada.

Finalmente, citan una historia en Hechos 10 que es particularmente reveladora. Dios escucha las oraciones de un devoto gentil llamado Cornelio y le instruye a que mande por un hombre llamado Pedro. Al llegar al día siguiente a la casa de Pedro, los hombres de Cornelio anuncian: “Venimos de parte del centurión Cornelio, un hombre justo y temeroso de Dios, respetado por todo el pueblo judío. Un ángel de Dios le dio instrucciones de invitarlo a usted a su casa para escuchar lo que usted tiene que decirle.”21

Pedro viaja entonces con los hombres a la casa de Cornelio, donde el centurión dirige a su invitado apostólico: “Ahora estamos todos aquí, en la presencia de Dios, para escuchar todo lo que el Señor te ha encomendado que nos digas.”22 Lo interesante es que Cornelio no esperaba un mensaje cualquiera sino más bien específicamente—como un ángel le había dicho—“Él te traerá un mensaje mediante el cual serán salvos tú y toda tu familia.”23 En otras palabras, era un mensaje sin el cual Cornelio habría permanecido, a pesar de su sinceridad religiosa, perdido eternamente.

¿Por qué los particularistas señalarían esta historia? Porque si alguna vez hubo un candidato para la salvación a través de la revelación general, seguramente habría sido Cornelio. Era tan devoto y temeroso de Dios como fuera posible teniendo en cuenta la “luz” que había recibido. Pero a medida que se desarrolla el capítulo, se hace evidente que incluso una sinceridad religiosa extraordinaria no es suficiente. Era necesario para Pedro salir de su casa y viajar más de treinta kilómetros para entregar un mensaje sin el cual, la historia implica, inclusive la persona más espiritualmente sensible en el mundo no podía ser salvado.

Por qué importa todo esto

Entonces, ¿qué sucede con aquellos que nunca oyeron el Evangelio? La pregunta no es una vaga abstracción teológica; es prácticamente relevante y eternamente seria. Tu punto de vista sobre la tarea del misionero, por ejemplo—tanto en términos de su naturaleza como de su urgencia—se verán directamente afectados por tu percepción del destino eterno del hombre en la isla.

“Visita muchos buenos libros, pero vive en la Biblia,” aconsejó Charles Spurgeon una vez. Lo más importante que puedes hacer cuando te enfrentas con un tema emocionalmente cargado como este es abrir la Palabra de Dios, ruega por la humildad y entendimiento, y entonces confía en lo que dice.

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  1. Para tratamientos accesibles desde una perspectiva inclusivista, véase Millard J. Erickson, How Shall They Be Saved? The Destiny of Those Who Do Not Hear of Jesus (Grand Rapids, MI: Baker, 1996), y John Sanders, No Other Name: An Investigation into the Destiny of the Unevangelized (Eugene, OR: Wipf and Stock, 2001).
  2. La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional © 1999, Romanos 1:19–20.
  3. Ibid., Romanos 2:14–15.
  4. Millard J. Erickson, Christian Theology, 3ra ed. (Grand Rapids, MI: Baker Academic, 2013), 123. Más adelante dice en la página 140: “¿Qué inferencia somos para empatar, luego de la declaración de Pablo en Romanos 2:1–16? ¿Es concebible que uno puede salvarse por la fe sin tener una revelación especial? Pablo parece estar dejando abierta esta posibilidad. Sin embargo, no tenemos indicación alguna de las Escrituras acerca de cuántos, si los hay, en realidad experimentan la salvación sin tener una revelación especial.”
  5. Ibid., 138. Erickson continúa: “Ahora, si el Dios conocido en naturaleza lo mismo que el Dios de Abraham, Isaac y Jacob (como Pablo parece afirmarlo en Hechos 17:23), entonces parecería que una persona que viene a una creencia en un solo Dios poderoso, que se desespera de cualquier obra-justicia para complacer a este Dios Santo, y que se lanza sobre la misericordia de este Dios bueno, sería aceptado como los creyentes del Antiguo Testamento.”
  6. Ibid.
  7. David Edwards, Evangelical Essentials, with a Response from John Stott (Downers Grove, IL: InterVarsity, 1988), 327. Harold Netland es igualmente cauto: “Me parece que la respuesta más inteligente a este desconcertante problema es reconocer que no podemos descartar la posibilidad de que algunos que nunca oyeron el Evangelio pueden, sin embargo, a través de la gracia de Dios, responder a lo que conocen de Dios a través de la revelación general y volverse a él por fe para el perdón. Pero para ir más allá de esto y especular sobre cuántos, si los hubiere, se salvan de esta manera es ir más allá de lo que permiten las escrituras.” Véase Harold Netland, Encountering Religious Pluralism: The Challenge to Christian Faith and Mission (Downers Grove, IL: InterVarsity, 2001), 323.
  8. La Santa Biblia, 1 Juan 4:8, 16.
  9. Clark Pinnock, “Overcoming Misgivings About Evangelical Inclusivism,” Southern Baptist Journal of Theology 2, no. 2 (Verano 1998), 35.
  10. Para tratamientos accesibles desde una perspectiva particularista, véase John Piper, Jesus, The Only Way to God: Must You Hear the Gospel to Be Saved? (Grand Rapids, MI: Baker, 2010) y Christopher W. Morgan y Robert A. Peterson, Faith Comes by Hearing: A Response to Inclusivism (Downers Grove, IL: IVP Academic, 2008). Para una consideración más académica, véase Daniel Strange, The Possibility of Salvation Among the Unevangelized: An Analysis of Inclusivism in Recent Evangelical Theology (Carlisle, UK: Wipf and Stock, 2007).
  11. La mayoría de los particularistas creen que los bebés y las personas con discapacidad se encuentran en una categoría aparte. Incapaces de ejercer fe consciente, no pueden incluirse en el cuadro de Romanos 1 de una humanidad rebelde “sin excusas” basándose en el hecho de que “conocen” a Dios y todavía activamente “suprimen la verdad.” Muchos particularistas creen que Dios trata amablemente con tales portadores racionales de la imagen, sobre la base de la obra de Cristo, además de personal de la fe.
  12. La Santa Biblia, Romanos 1:21.
  13. Ibid., Romanos 1:18.
  14. Ibid., Romanos 1:20.
  15. Ibid., Romanos 10:13–15, 17.
  16. Ibid., Juan 14:6.
  17. Ibid., Juan 20:30–31.
  18. Véase por ejemplo, La Santa Biblia, Juan 3:36; 5:23–24; 6:35; 7:38; 8:19, 24, 42; 11:25; 12:46.
  19. Véase de Kevin DeYoung, “‘Through’ Means ‘Through Faith,’” The Gospel Coalition Blog, 10 de marzo de 2011, https://www.thegospelcoalition.org/blogs/kevin-deyoung/through-means-through-faith/.
  20. La Santa Biblia, Hechos 4:12.
  21. Ibid., Hechos 10:22.
  22. Ibid., Hechos 10:33.
  23. Ibid., Hechos 11:14.
  24. Crédito de Foto: Cory Staudacher / Stocksy.com.