The Miracles of Jesus: Why Don't Miracles Happen Today?

Los Milagros de Jesús: ¿Por qué no ocurren Milagros en la Actualidad?

Jesús es conocido por realizar milagros. ¿Por qué hizo esto? ¿Acaso aún ocurren milagros?

Si en la actualidad escuchamos la palabra “milagro,” nos imaginamos algo ocurriendo que alguna vez creímos imposible—cualquier tipo de cosa.

“¡Es un milagro que aprobé el examen! ¡Apenas estudié!”, podría exclamar un estudiante incrédulo. O una pareja asombrada podría decir, “Es un milagro que estamos esperando. ¡Hemos estado tratando de tener un bebé por diez años!”

Los implicados en estas situaciones podrían considerar estos resultados como milagrosos. Pero todos saben que los estudiantes—incluso los que no están preparados—pasan las pruebas con cierta regularidad. Y el embarazo es un fenómeno biológico natural que podría suceder si uno tiene relaciones sexuales, incluso si ha no ha ocurrido en el pasado. Entonces, mientras estos dos incidentes podrían ser inesperados, al menos son humanamente posibles.

Por el contrario, un milagro es algo para lo cual no existe explicación natural alguna. Mientras que algunos han dicho que un milagro se produce cuando lo sobrenatural reemplaza o entra en el mundo natural, el teólogo C. S. Lewis estaba en desacuerdo. Él veía los milagros como aplicaciones personales o particulares del poder general de Dios—casos en los que “el Dios encarnado localmente y de repente hace algo que Dios ha hecho o hará en general.”1

¿Por qué Jesús hizo Milagros?

Tal vez nadie es mejor conocido por hacer milagros que Jesucristo, el mismo hijo de Dios. “Él es el primero de su tipo,” dijo Lewis.

Los evangelios registran una serie de milagros realizados por Jesús. Algunos milagros aparecen en cuatro de estos libros; otros aparecen sólo en uno.

Durante tres años en la región de Galilea, Jesús de Nazaret viajó, enseñó y proclamó la venida del Reino de Dios. La gente se acercaba a él porque creían que tenía el poder para ayudarles cuando nada o nadie más podía hacerlo. Historias de los milagros que él realizó llevaron a las personas a acudir a él. Algunos eran curiosos, otros estaban esperanzados, y otros más pretendían silenciarlo.

Jesús no sanó o alimentó a todo el mundo, ni resucitó a cada uno de los seres queridos. Sino que sus milagros eran un presagio del día en el que él gobernara en un reino sin enfermedades, hambre y muerte.2 Al realizar estos milagros, Jesús hizo una declaración acerca de cómo Dios tenía planeado hacer frente a la epidemia del pecado y quebrantamiento en la raza humana.3

¿Qué tipo de Milagros hizo Jesús?

Jesús no tenía un milagro en stock (en depósito). No había un “truco” que él perfeccionara y repitiera para impresionar a la gente a medida que se reunían a su alrededor. Más bien, hizo cosas extraordinarias en el transcurso de sus días ordinarios.

Representó a su familia en una boda, y cuando se acabó el vino, hizo que barriles llenos de agua se convirtieran en vino.4 Pocas personas en el encuentro sabían de dónde procedía el buen vino “nuevo.” Pero la madre de Jesús y el encargado sabían que habían presenciado un milagro de transformación.

Conoció a una mujer en un pozo; pronto le dijo cosas acerca de sí misma que ella había estado guardando en secreto de casi todo el mundo—cosas que no tenía por qué saber.5 En momentos cruzó sus defensas y expuso su corazón. Después él le ofreció cosas que ella ansiaba fuertemente: El perdón y una nueva vida. Ella experimentó un milagro de revelación y rescate.

Muchos de los actos de Jesús eran milagros de sanación. Sanó al hijo moribundo de un oficial romano con sólo una palabra.6 Jesús nunca vio al niño, nunca lo tocó. Cuando el funcionario le rogó a Jesús que fuera a la cama de su hijo, Jesús le dijo que el niño ya estaba bien. Cuando el padre volvió a casa, vio que esto era cierto.

Le dijo a un hombre que había estado paralizado durante décadas que se levantara y andara, y cuando el hombre lo intentó, lo logró.7 Restauró la vista de un hombre que nació ciego frotando sus ojos con saliva y polvo de la tierra.8 Como lo escribe Mateo, “Se le acercaron grandes multitudes que llevaban cojos, ciegos, lisiados, mudos y muchos enfermos más, y los pusieron a sus pies; y él los sanó.”9

Algunas veces Jesús tocó físicamente a aquellos que sanó; otras veces no lo hizo. Pero aquellos que ayudó siempre salieron con mucho más de lo que habían pedido o esperado.

Jesús también hizo milagros de provisión, tanto grandes como pequeños. Multiplicó cinco panes y dos peces pequeños para alimentar a una multitud superior a 5 mil.10 Pagó el impuesto del templo en Capernaúm diciéndole a su discípulo Pedro (un pescador) que si iba a pescar, encontraría una moneda en la boca del primer pez que picara. Lo hizo.11

Algunos de los milagros más dramáticos realizados por Jesús fueron milagros de poder y dominio sobre el orden creado. Sus discípulos lo vieron caminando sobre el agua durante una tormenta en el mar.12 Sus amigas María y Marta fueron testigos de cuando Jesús ordenó a su hermano Lázaro que saliera de la tumba después de que había estado muerto y enterrado durante cuatro días.13

¿Qué significan los Milagros de Jesús?

“Con todos los milagros que Jesús hace,” dice el autor Eric Metaxas, “hay más de lo que se ve a simple vista, y está destinado a señalarnos algo más que el milagro en sí mismo.”14 Los milagros son más que sólo soluciones sobrenaturales a problemas temporales. Son expresiones del carácter de Dios, un presagio del Reino de Dios, y evidencia del poder de Dios.  

El pastor y teólogo Timothy Keller dice:

[Los milagros] conducen no sólo a la creencia cognitiva, sino a la adoración, el asombro y la maravilla. Los milagros de Jesús en particular nunca fueron trucos de magia, diseñados sólo para impresionar y coaccionar. . . . Más bien, él usaba el poder milagroso para sanar a los enfermos, alimentar a los hambrientos y resucitar a los muertos. ¿Por qué? Nosotros, la gente moderna pensamos en los milagros como la suspensión del orden natural, pero Jesús quería que fueran la restauración del orden natural. La Biblia nos dice que Dios no hizo al mundo originalmente para que tuviera enfermedad, hambre y muerte en él. Jesús vino a redimir lo que está mal y a sanar el mundo donde está roto. Sus milagros no son sólo pruebas de que tiene poder sino que también son anticipos maravillosos de lo que va a hacer con ese poder. Los milagros de Jesús no son sólo un desafío a nuestras mentes, sino una promesa a nuestros corazones de que el mundo que todos queremos llegará.15

¿Cuál es el Milagro más grande de Jesús?

Algunos, como C. S. Lewis, sostienen que el milagro más grande de Jesucristo fue la encarnación—su nacimiento en este mundo por el vientre de una virgen llamada María. Es fácil ver por qué. No existe otro niño que a su corta edad reclamara a Dios como su padre, o que señalara al Espíritu Santo como el agente de su concepción. Dios nacido en carne humana es un milagro.

Otros afirman que la resurrección—El regreso de Jesús a la vida al tercer día después de su muerte—es un milagro aún mayor. Una vez más, es fácil ver por qué. La historia era tan inaudita que muchos no la creyeron entonces—y muchos aún no lo hacen.

Pero quizás, el más grande de todos es el milagro hecho posible por estos dos: El milagro que se produce cuando un hombre o una mujer cuyo corazón está cerrado a Dios llega a creer en Dios, a confiar en él y a ser cambiado.

“La mayor prueba de un milagro,” escribe Metaxas, “es la vida cambiada que resulta cuando alguien pasa de ser no-creyente a ser creyente.”16 Señales y maravillas como las que hizo Jesús pueden ser menos frecuentes o demostrables de lo que eran en el pasado, pero los hombres y mujeres de todo el mundo atestiguan que el milagro de la creencia continúa alrededor de nosotros cada día.

¿Han cesado los Milagros?

Algunos que creen en los milagros de Dios dicen que los milagros han dejado de pasar—que los milagros ocurrieron en días de Jesús y en tiempos del Antiguo Testamento, pero ya no lo hacen. Otros creen que Dios aún hace milagros en el mundo hoy.

Sin importar el punto de vista de los milagros contemporáneos, los cristianos creen que aunque Jesús ya no camina sobre la tierra, su muerte y resurrección milagrosa allanaron el camino para la liberación del Espíritu Santo en el mundo. Como resultado, el poder de Dios está disponible y obrando contra las fuerzas de la oscuridad y el mal; de la muerte y el sufrimiento.

El pastor John Piper escribe: “Mientras estemos sometidos a la libertad y a la soberana bondad de Dios para hacer lo que él quiera, creo que debemos orar regularmente por la intervención milagrosa de Dios. Nosotros no dictamos cuando o qué tipo o cuántos milagros puede hacer Dios entre nosotros. Pero no pedirlos me parece ser más secularistas y naturalistas que bíblicos.”17

  1. C. S. Lewis, “Los Milagros” (Miracles: A Preliminary Study) (Nueva York: HarperCollins, 2001), 219.
  2. Véase La Santa Biblia, Nueva VersiónInternacional (NVI) © 1999, Revelation 21:4.
  3. Esta idea es influenciada por el libro de Timothy Keller The Reason for God (Nueva York: Dutton, 2009).
  4. Ibid., Juan 2:1–11.
  5. Ibid., Juan 4:1–26.
  6. Ibid., Juan 4:46–54.
  7. Ibid., Juan 5:1–9.
  8. Ibid., Juan 9:1–12.
  9. La Santa Biblia, Mateo 15:30.
  10. Véase La Santa Biblia, Juan 6:1–14.
  11. Ibid., Mateo 17:24–27.
  12. Ibid., Juan 6:16–24.
  13. Ibid., Juan 11:1–44.
  14. Eric Metaxas, Miracles: What They Are, Why They Happen, and How They Can Change Your Life (Nueva York: Dutton, 2014), version para Kindle, Loc. 1209.
  15. Keller, 99.
  16. Metaxas, Loc. 1700.
  17. John Piper, “By Signs and Wonders: Where Christ Has Not Been Named,” 20 de agosto de 2006, DesiringGod, http://www.desiringgod.org/sermons/by-signs-and-wonders-where-christ-has-not-been-named.
  18. Crédito de Foto: Julien L. Balmer / Stocksy.com.