Únete a nosotros en una humilde conversación en torno a esta pregunta críticamente importante.
Jesús respondió...“y para esto vine al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que está de parte de la verdad escucha mi voz.” “¿Y qué es la verdad?”, preguntó Pilato.1
La verdad es un tema que da mucho para hablar. Pero como sugiere la cita de arriba, el debate acerca del significado de la verdad no es nada nuevo. De hecho, algunos de los ejemplares literarios más antiguos que tenemos exploran las profundidades de esta gran pregunta: “¿Qué es la verdad?”.
Hace más de 2.300 años, el filósofo griego Aristóteles reflexionó que la verdad debe corresponder a la realidad—a lo que podemos ver y conocer.2 En los milenios posteriores, se han propuesto innumerables definiciones de verdad. Entre ellas figuran la teoría de la coherencia, la teoría constructivista, la teoría de la pragmática, la teoría del consenso, la teoría de rendimiento y muchas, muchas otras.
Una mirada rápida a un diario o revista moderna revela un debate acalorado sobre lo que es verdad en política, relaciones, los medios, deportes y religión. Y, para bien o para mal, las respuestas a estas preguntas son casi tan numerosas como las personas que las responden. “¿Qué es la verdad?” no es una pregunta fácil de responder.
A los más jóvenes de nuestra sociedad les enseñamos: “¡Di la verdad!” A los más ancianos, les imploramos: “¡Por favor, transmite la sabiduría (es decir, la verdad) que has descubierto!” ¿Pero qué significan realmente estos sentimientos?
La búsqueda de la verdad está escrita de manera imborrable en los corazones de todo ser humano. Y si bien la búsqueda es universal, no lo es el acuerdo sobre la esencia de la verdad. Desafortunadamente, entre más fundamental sea la pregunta, mayor se vuelve la carga emocional.
Verdad Moderna
En tiempos recientes, la verdad ha sido cuestionada tal vez como nunca antes. De hecho, en vez de proponer una nueva "teoría de la verdad", como en días pasados, los filósofos en realidad están cuestionando toda la búsqueda de la verdad en sí.
Friedrich Nietzsche, el renombrado filósofo Alemán, sentó esta tendencia al señalar que “‘Verdad’ no es más que la invención de costumbres fijas para fines meramente prácticos, en especial esos de reposo, seguridad y consistencia”.3 Para Nietzsche, la verdad es meramente lo que funciona o lo que una persona podría usar para que se adapte a sus propios intereses.
Verdad Postmoderna
Pasamos rápidamente a más de cien años después y muchas personas—a veces inadvertidamente- han adoptado la filosofía de Nietzsche. En vez de ver la verdad como correspondiente a algo fuera de nosotros—que nosotros podemos ver, tocar o medir—la verdad se define como algo dentro de nosotros.
Desde esta perspectiva, la verdad es altamente subjetiva y relativa. Un rasgo distintivo del pensamiento postmoderno, esta visión relativista de la verdad es una reacción al modernismo y su tendencia a reconocer solo la verdad objetiva.
Verdad Religiosa
La religión en particular parece ser una de las más explosivas—y consecuentemente evitadas—discusiones de la verdad. No faltan las buenas razones: La gente religiosa a menudo es obstinada y cerrada de mente acerca de sus opiniones sobre lo que es verdad y lo que no. Agrega a esto el hecho de que la religión a menudo se vincula con enemistad e inclusive violencia, y así será fácil ver por qué la verdad es un tema candente.
Sin embargo, el quid de la cuestión es que la búsqueda de la verdad no desaparecerá. Así como ha demostrado la historia y la naturaleza humana lo lleva a cabo, siempre caeremos en la reflexión de considerar qué es verdadero y qué no lo es.
Entonces, ¿cómo considera uno de manera racional estas afirmaciones para determinar la verdad cuando se trata de asuntos emocionales como religión y política?
Conversaciones sobre la Verdad
Prácticamente, toda conversación tiene dos componentes. Uno es el contenido: “¿Qué piensas tú acerca de X?” La segunda es la postura: “¿Cómo manifiestas tu opinión acerca de X?”.
En palabras más sencillas, está lo que dices y la manera en que lo dices. Naturalmente, ambos componentes de la conversación pueden motivar respuestas de alto contenido emocional. Pero con mayor frecuencia el culpable es el segundo componente: la postura. Cuando alguien impone la opinión de él o ella de manera prejudicial, triunfalista o condescendiente, es difícil no ponerse a la defensiva.
Verdad Dañina
Entonces, ¿por qué muchas personas se desmotivan cuando los Cristianos hablan acerca de afirmaciones de verdad?
Esto tiene poco que ver con el contenido real de su presentación. En términos generales, la gente está dispuesta a considerar las opiniones de otros, aunque al principio estén en desacuerdo con ellos. Desgraciadamente, la postura con la que los Cristianos entregan sus opiniones a menudo es irrespetuosa y carente de humildad.4
De hecho, un estudio reciente sobre opiniones de la gente joven revela que más del 85 por ciento cree que los cristianos son prejuiciosos e hipócritas.5 A raíz de esto, muchos cristianos están comenzando a adoptar un enfoque más humilde frente a discusiones sobre fe y verdad.
En su libro Blue Like Jazz (Tal Como el Jazz), Don Miller relata una época en la que él y sus amigos crearon una cabina para confesiones en medio de su campus universitario. Irónicamente, el propósito de la cabina para confesiones no era oír confesiones, sino confesar las propias faltas a los compañeros estudiantes. “Vamos a confesar que, como seguidores de Jesús, no hemos sido lo suficientemente amorosos; hemos sido amargados, y por eso lo sentimos mucho (...) Les vamos a pedir que nos perdonen y les vamos a decir que, con nuestro egoísmo, hemos representado mal a Jesús”.6
Conversaciones Humildes
¿Puedo hacer una afirmación definitiva acerca de lo que creo que es verdad? Sí. ¿Será mi definición necesariamente igual a la tuya? No.
Aunque un punto de vista—una "verdad"—difiera del nuestro puede ser alarmante al principio, esto no es motivo para dejar de comunicarnos y vivir de manera armoniosa. Para descubrir la respuesta a la pregunta sobre qué es la verdad, todas las personas -independientemente de la religión, etnicidad o la edad- deben estar dispuestas a comenzar un diálogo humilde.
Te invito a unirte a esta conversación compartiendo tus pensamientos y preguntas.