El noventa por ciento de la gente piensa que los cristianos son críticos. ¿Por qué es esto, y qué necesita cambiar?
Una de las visiones más dominantes sobre los cristianos de hoy es que son críticos. Según un estudio realizado en personas de entre 16 y 29 años en los Estados Unidos, casi el 90 por ciento de los encuestados expresa esta opinión sobre los cristianos y la práctica de su fe.1
No es difícil justificar que algunos juicios son, de hecho, necesarios y buenos. Podemos juzgar que las carreteras son demasiado resbaladizas para maniobrar en condiciones de hielo, o que el café está demasiado caliente para beber, o que una relación particular no es saludable. Pero este tipo de juicios no son el tema en cuestión.
Más bien, es el acto de juzgar a alguien personalmente, despectivamente, e injustamente que los encuestados del estudio han marcado tan abrumadoramente. Según el estudio mencionado anteriormente, "ser crítico es alimentado por la petulancia, la motivación interna equivocada para hacer que nuestra propia vida se vea mejor al compararla con la de los demás.”2
Mientras que es fácil señalar con el dedo a las personas religiosas y etiquetarlas como críticas, la realidad es que todos tenemos una veta crítica en nosotros, ¿verdad? Mire las últimas tendencias en programas de entrevistas y telerrealidad. La mayoría de los programas representan la bajeza y estupidez humanas. ¿Por qué han llegado a ser tan populares?
¿Es posible que la razón por la que los espectadores están tan enamorados de ellos se deba a que les permiten sentirse mejor acerca de sus propias vidas y situaciones? Cuando ve a un padre que es completamente inepto en controlar a sus hijos, a un acaparador que vive en una pocilga, o a un novio o novia infiel, es difícil no comparar su vida con la de ellos y emitir juicios.
No Hay Excusa
Pero el hecho de que toda la humanidad tenga esta tendencia no es excusa para que los cristianos sean tan críticos de los demás. En el estudio señalado anteriormente, el autor escribe: "A los cristianos les gusta oírse hablar. Son arrogantes acerca de sus creencias, pero nunca se molestan en averiguar lo que piensan realmente otras personas. No parecen ser muy compasivos, especialmente cuando tienen opiniones muy contundentes sobre algo.”3 (Irónicamente, incluso esta declaración acerca de que los cristianos son críticos es, de hecho, crítica).
Pero, ¿no dice la Biblia: "Dios es amor"?4 ¿Y no era la misión de Jesús exactamente lo contrario del juicio? Después de todo, Jesús dijo: "Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvar al mundo", y "No juzguéis, para que no seáis juzgados”.5 Entonces, ¿cómo justifican los cristianos su comportamiento?
O Uno/U Otro
La realidad es que ser crítico nunca debería justificarse. Pero una de las razones por las que ocurre se debe a una mala interpretación del propio cristianismo. Cuando la fe cristiana se enseña y modela, a menudo se apoya en una de dos direcciones.
Llamaremos a la primera la mentalidad de "Dios es amor". En esta línea de pensamiento, Dios solo tiene que ver con el amor, la compasión y la aceptación. Dios, porque es amor, no condenaría ni juzgaría a nadie. Y sus adeptos deberían seguir su ejemplo.
Vamos a llamar a la segunda manera de pensar la mentalidad de "Dios es justo". En este enfoque, Dios solo tiene que ver con las leyes y preceptos. La vida cristiana es simplemente una lista de normas de comportamiento. Vive según las reglas, y Dios te bendecirá. Pero desvíate solo un poco, y habrá consecuencias. De hecho, si cree o hace lo incorrecto durante mucho tiempo, se ganará el castigo eterno.
Tanto/Como
Pero la verdad sobre el cristianismo es esta: no es una posición de o uno/u otro; es un concepto de tanto/como.
"El verdadero problema", escriben los autores David Kinnaman y Gabe Lyons, "aparece cuando reconocemos la santidad de Dios [su justicia], pero no logramos articular el otro lado de su carácter: la gracia [su amor]. Jesús representa la verdad, más la gracia (Juan 1:14). Abrazar la verdad sin mantenerla en equilibrio con la gracia conduce al legalismo cruel, así como la gracia sin la verdad se convierte en compromiso.”6 Si bien es mucho más irse a un extremo o al otro, la fe cristiana anima a la gente a abrazar tanto el amor como la justicia de Dios.
Es cierto que la fe en Dios, por definición, chocará contra una cultura moralmente ambigua. Pero lo que a menudo alimenta el antagonismo es la experiencia que muchas personas han tenido con cristianos fanáticos. Cuando alguien oye cosas como: "La Biblia dice que eres un terrible pecador y te irás al infierno si no te arrepientes y conviertes," estás oyendo exclusivamente la visión de la justicia de Dios.7 Y, sin embargo, como se señaló anteriormente, la justicia es solo una parte de la ecuación; el amor de Dios es igualmente importante.
En casos como este, el cristianismo puede convertirse más en una lista de verificación que en una forma de vida: leer la Biblia, decir sus oraciones, dar su dinero, ir a la iglesia. En esta manera legalista de pensar, su valor o rectitud depende de su capacidad para cumplir con eficacia las reglas.
Lo peor es que las personas religiosas "construyen sus [reglas] sobre el fundamento de las Escrituras, lo que hace a [las reglas] aún más difíciles de detectar. Para la persona religiosa, esta trampa de desempeño moral se siente justa.”8 Y, por desgracia, esto a menudo se traduce en arrogancia, hipocresía y juicio.
Cuando los cristianos son críticos, por lo general es debido a una de dos razones (o ambas):
-
- Desequilibrio: un énfasis en la justicia sin o por encima del amor
- Inseguridad: la necesidad de sentirse bien acerca de su vida, al igual que cualquier otro ser humano (y una manera de hacerlo es comparar su vida con la de otro)
Una Mejor Manera
Desafortunadamente, pocos cristianos siguen el ejemplo del apóstol Pablo al hablar sobre su fe y vivirla. En el capítulo 17 del libro de los Hechos, Pablo se encontraba en la próspera metrópolis de Atenas.
Estando allí, Pablo ve que los atenienses son un pueblo muy religioso. Así que empieza a hacer preguntas acerca de su fe. Pronto se desarrolla una sana conversación. En poco tiempo, se lo invita a discutir sus puntos de vista con los dirigentes de la ciudad, donde puede compartir sus creencias con osadía, pero con humildad.9
No hay juicio en el estilo de Pablo. Según John Stackhouse, profesor del Regent College de Vancouver, los cristianos tienen que tomar lecciones de Pablo y aprender a adoptar un enfoque diferente, más humilde, para discutir cuestiones de fe. Esto incluye cuatro pasos simples (pero a veces difíciles):
-
- Hacer preguntas.
- Exponer las fortalezas, limitaciones y debilidades de las posiciones de los demás.
- Mostrar aprecio por sus puntos de vista.
- Demostrar modestia, diciendo: "no sé", cuando no se tiene una respuesta.10
El Proceso de la Fe
Al final, los cristianos, al igual que la mayoría de la gente, por desgracia, continuarán juzgando a los demás ocasionalmente. Esa es la naturaleza humana, y la naturaleza de la lucha contra el pecado y la maldad. Pero, siendo optimistas, en la medida en que los cristianos se esfuercen por reconocer, conciliar y equilibrar los dos aspectos del carácter de Dios, su amor y su justicia, serán más capaces de comunicar sus verdades con gracia y humildad.
Pues este es el epítome del periplo de la fe: no es que seamos perfectos, sino que confiamos en la perfección de Dios y nos esforzamos cada vez más en ser como él.