Mahoma, conocido como el mensajero de Dios, fundó el Islam y reveló el Corán.
Si la grandeza del propósito, la pequeñez de los medios, y los resultados asombrosos son los tres criterios del genio humano, ¿quién podría atreverse a comparar a cualquier gran hombre en la historia moderna con Mahoma?Alphonse de Lamartine1
Muy pocos hombres han tenido un impacto mayor en la fe y en los sucesos mundiales que Mahoma, el profeta del Islam. En la actualidad, 1.6 billones de musulmanes alrededor del mundo lo consideran no solo como el sello de los profetas, sino como el perfecto ejemplo de un ser humano honesto, justo, misericordioso y compasivo. Considerado por los seguidores del Islam como el “Corán viviente”, su vida es considerada como un ejemplo para que todos la emulemos.2
No obstante, Mahoma no era solo un líder religioso; era un político y hombre de estado quien unió las tribus de Arabia y organizó una comunidad basada en la creencia de la naturaleza “única” de Dios. Su impacto en la región de Arabia fue tan profundo que la época antes de ser llamado a ser “el mensajero de Dios” es denominada como la época de la ignorancia.3
Una Niñez Trágica
Mahoma nació en el 570 d.C. en La Meca en Arabia. Su niñez temprana estuvo llena de tragedias. Su padre, Abdullah, era un mercader quien murió antes de él nacer. De acuerdo con la tradición local, la madre de Mahoma le encomendó el cuidado de su infante Mahoma a Halimah, una nodriza beduina para ser criado en el desierto de Arabia hasta que cumpliera los cinco años de edad. Sin embargo, Halimah se lo devolvió a la madre cuando tenía solo dos años de edad porque su esposo tenía temor de que Mahoma estaba poseído de un espíritu maligno.4
Le esperaba más tragedia. Cuando Mahoma tenía seis años de edad, su madre Aminah murió y lo dejó al cuidado de su abuelo paterno, Abdul Muttalib. Dos años después, su abuelo murió y Mahoma quedó al cuidado de su tío, Abu Talib, quien lo crió y jugó un papel muy importante en su vida.
Un Hombre de Negocios Exitoso
Mientras era un niño joven bajo el cuidado de su tío, Mahoma trabajaba como pastor en La Meca. Según fue creciendo, empezó a viajar en caravanas atravesando por situaciones duras en la Arabia del siglo sexto. A pesar de los peligros de viajar por una tierra llena de mercenarios, bandoleros y bandidos, Mahoma se hizo reconocer como un líder capaz de caravanas. Se le conocía particularmente por ser honesto y confiable.
A los veinte pico de años, Mahoma se convirtió en el administrador de negocios de las caravanas de una viuda rica llamada Khadijah. Impresionada con su carácter y su conocimiento sagaz del comercio, le propuso matrimonio cuando él tenía veinticinco años y ella cuarenta.5 Durante su matrimonio, tuvieron seis hijos—dos varones (quienes murieron en la infancia) y cuatro hembras. Aunque a la larga tendría doce esposas adicionales, a lo largo de su matrimonio de 25 años, él permaneció en una relación monógama con ella y tuvieron una relación muy estrecha.6
Después de su matrimonio con la rica Khadijah, Mahoma se convirtió en un miembro exitoso de la sociedad de La Meca. Ya no tenía que trabajar, lo que le permitía el tiempo necesario para sus contemplaciones espirituales.7
Durante los días de Mahoma, Arabia estaba lleno de politeístas e idólatras. Su ciudad natal de La Meca se había convertido en un centro comercial exitoso. Allí se encontraba el Kaaba, un edificio de forma cúbica que albergaba 360 ídolos paganos. Al ser el templo central de los dioses tribales de Arabia, era un sitio de gran peregrinaje anual y de festivales.8
Empezó a dedicar mucho tiempo para hablar con los cristianos y Judíos de Arabia, y les hacía preguntas y aprendía de sus relatos. A menudo, se refugiaba en una caverna en el monte Hira, a unas pocas millas al norte de La Meca, donde contemplaba la vida y los problemas de la sociedad árabe.9
Un Mensajero Renuente
Fue durante uno de esos retiros cuando tenía cuarenta años de edad que Mahoma el comerciante se convirtió en Mahoma, el Mensajero de Dios. Mahoma afirmó que lo visitó el ángel Gabriel, quien le ordenó que recitara algo. Aterrado, Mahoma le respondió que él no sabía qué recitar. El ángel le ordenó dos veces más a que recitara algo con el mismo resultado, hasta que, finalmente, se le revelaron las primeras palabras del Corán y pudo hablar.10
Durante los próximos veintidós años, Mahoma afirmó haber recibido revelaciones divinas, las que pasó a sus seguidores. Los mensajes, conocidos hoy día como el Corán o “recitación”, fueron memorizados y compartidos entre los fieles. Ya que se creyó que fueron las palabras de Dios reveladas a Mahoma, a la larga se recopilaron y se escribieron.
Inicialmente, temiendo que pudiera estar poseído o preso de la locura, Mahoma estuvo renuente de compartir su experiencia con ninguna otra persona que no fuera Khadijah. Ella le aseguró que ni se estaba volviendo loco ni estaba poseído y que las revelaciones verdaderamente venían de Dios. Sin poderse convencer, él decidió arrojarse de una montaña, pero se detuvo cuando todavía le faltaba la mitad de la montaña por escalar cuando nuevamente lo visitó el ángel Gabriel, quien lo convenció de que él sí era el mensajero de Dios.11
El mensaje que recibió Mahoma fue tanto de carácter social como religioso. Proclamaba ser un mensajero enviado a la gente de Arabia. Los amonestaba, animándolos a que abandonaran la idolatría y que adoraran a un solo Dios. Denunciaba las prácticas comerciales corruptas y la explotación de viudas y huérfanos. Defendía los derechos de los pobres y oprimidos y les decía a sus oyentes que se arrepintieran porque el juicio final estaba cercano.12
El mensaje de Mahoma no fue bien recibido en La Meca porque amenazaba los intereses sociales, económicos y políticos del sistema existente. Durante diez años, Mahoma encontró resistencia y rechazo de su propio pueblo. Fue solo mediante la protección de su tío que pudo sobrevivir los años iniciales como el Mensajero de Dios.
Un Líder Político
Durante esos años, Mahoma logró ganar un pequeño pero fiel grupo de seguidores en La Meca. Sin embargo, en el 619 d.C., las muertes de Khadijah y Abu Talib hicieron de su vida en La Meca algo intolerable. Había perdido a su confidente y su protector y la oposición a su mensaje crecía hasta convertirse en una persecución sin cuartel. Finalmente, en el 622 d.C., Mahoma y cerca de doscientos seguidores abandonaron La Meca y emigraron a unas doscientas millas al norte de la ciudad de Yathrib, la que fue llamada posteriormente Medina.
En Medina, Mahoma, de reformador se convirtió en un líder político. Habiendo sido rechazado por su propia tribu en La Meca, fundó una nueva tribu basada no en relación sanguínea, pero en la sumisión a un solo Dios. Sus seguidores se conocieron como musulmanes—que significa los que se someten a Dios.
Islam, el nombre de su novel movimiento en La Meca, se convirtió en una sociedad inconfundible en Medina. Según se estableció su estatus en Medina y la mayoría de las tribus árabes adoptaban el Islam, Mahoma se redirigió hacia La Meca.
Mahoma inició una serie de redadas en contra de las caravanas de La Meca, las cuales a la larga resultaron en varias batallas entre los musulmanes de Medina y los politeístas de La Meca. A medida que Mahoma fue adquiriendo poder e influencias, sus métodos parecían ser más agresivos y violentos. Durante trece años, de manera pacífica invitó a los demás a aceptar el Islam, pero según creció su poder e influencias, abrazó la espada.13
Finalmente, Mahoma marchó a La Meca en el 630 d.C. con un ejército de diez mil hombres. Al acercarse su fuerza militar, La Meca se rindió. Mahoma entró a la ciudad sin oposición y marchó derecho hacia el Kaaba. Ordenó que quitaran todos los ídolos falsos y dedicó el Kaaba a la adoración de Alá, el Dios único y verdadero.14
En un astuto movimiento político, Mahoma le ofreció amnistía al pueblo de La Meca. El pueblo, a su vez, se convirtió al Islam y aceptó a Mahoma como su líder. Durante los próximos dos años, Mahoma estableció su control sobre todas las gentes de Arabia. Los que resistieron fueron derrotados y muchos se convirtieron al Islam. En la primavera del 632 d.E., Mahoma dirigió el peregrinaje a La Meca, donde predicó su último sermón. Cuando murió tres meses después, todas las tribus de Arabia estaban unidas bajo el estandarte del Islam.
El movimiento iniciado por Mahoma hace 1,400 años en la península árabe se ha difundido por todo el mundo. Hoy día, el Islam es la segunda religión más popular y una de las religiones de ritmo de crecimiento más acelerado en el mundo. Se pueden encontrar musulmanes en todos los continentes y en todas las culturas. De un comienzo humilde y trágico, Mahoma se convirtió en un hombre que cambió el mundo.