Idea Central: "El objetivo final del cristianismo no es nuestro propio perfeccionamiento moral, sino la gloria de Dios."
Mensaje para hoy:
Muchos de nosotros crecimos leyendo fábulas, cuentos de hadas y otras historias antes de dormir. Como niños, sabíamos que estas historias no eran reales, pero ese no era el punto. Su propósito era enseñarnos lecciones morales valiosas. Utilizaban imágenes fantásticas para ilustrar cómo funciona el mundo y ayudarnos a vivir mejor.
Muchas personas ven el cristianismo como un cuento de hadas. Argumentan que no importa si la historia es verdadera, lo importante es que nos hace mejores personas. Sin embargo, esto plantea dos problemas: en primer lugar, la Biblia nos enseña que la verdad de la historia sí importa. En segundo lugar, la Biblia también nos dice que, por mucho que nos esforcemos, nunca podremos ser verdaderamente buenos.
El evangelio cristiano narra cómo Dios intervino en la historia para hacer por nosotros lo que no podíamos hacer por nosotros mismos. Envió a su Hijo para cumplir perfectamente la ley y llevar sobre sí el castigo que merecíamos por nuestros pecados. Cuando aceptamos esta verdad mediante la fe, somos transformados. Sin embargo, el objetivo final del cristianismo no es nuestro propio perfeccionamiento moral; es la gloria de Dios.
Considera esto:
Si la meta del cristianismo no es "ser buenos", ¿de dónde proviene esa idea?
¿Crees que alguna vez podrías ser lo suficientemente bueno como para satisfacer a un Dios santo? ¿Por qué sí o por qué no?
¿Cuál es el verdadero propósito del cristianismo? ¿Cuál es la verdad central del cristianismo y cómo la recibimos?
Toma acción:
En lugar de intentar ganar el favor de Dios con tu propia bondad, comprende esto: debido a la perfección y el sacrificio de su Hijo, Dios se complace en ti. Deja que esta verdad penetre profundamente en tu corazón y mente, y que transforme tus acciones mientras la estudias cada día de esta semana.
¿QUIERES CONOCER A DIOS PERSONALMENTE?
Dios nos ama y tiene planes increíbles para nuestras vidas, pero ¿cómo llegamos allí?
Los siguientes pasos trazan un camino claro que Dios preparó para que encontremos una relación con Él.