Idea Central: “En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad,  fidelidad, humildad y dominio propio. No hay ley que condene estas cosas.” - Gálatas 5:22–23

Mensaje para hoy:

Unos amigos míos alojaron a una estudiante de intercambio de España hace varios años. Cuando le pregunté a ésta estudiante qué pensaba respecto a los Estados Unidos, su respuesta fue perspicaz.

“Es muy plástico,” dijo.

Contrario a sus expectativas antes de arribar, se encontró con que los niños de su escuela eran superficiales y falsos. Eran agradables, pero no amables; sociables pero no amigables; buenos pero no cariñosos. Señaló que sus actitudes y acciones son más situacionales que naturales.

Los versículos de hoy hablan de la consecuencia natural de una vida comprometida con seguir a Dios. Los atributos enumerados no son agregados o conductas impuestas. Son el resultado—la fruta, si quieres—de una vida dedicada a Dios.

Si quisieras que estos rasgos de carácter te describieran a ti, entonces tal vez te sientas tentado a esforzarte más para ser bueno o para actuar con más amor. Sin embargo, con el fin de cultivar estos rasgos como respuestas verdaderamente naturales, debemos permitir que Dios las produzca en nosotros. Él nos va a cambiar de adentro hacia afuera.

Considera esto:
¿Por qué a menudo queremos pretender ser buenos en lugar de, en efecto, ser realmente buenos?
¿Cómo sería tu vida diferente si dejaras de fingir y comienzas a permitir que Dios te cambie de adentro hacia afuera?

Toma acción:
Dedica algún tiempo para pensar en los rasgos de carácter que figuran en estos versículos. Piensa en la gente que conoces que encarnan estos rasgos. A medida que creces cerca de Dios, pídele que te ayude a incrementar estas cualidades naturalmente en tu vida.

¿QUIERES CONOCER A DIOS PERSONALMENTE?

Dios nos ama y tiene planes increíbles para nuestras vidas, pero ¿cómo llegamos allí?
Los siguientes pasos trazan un camino claro que Dios preparó para que encontremos una relación con Él.