¿Es posible experimentar a Dios en tu día a día? ¿Cómo?
Si crees en un Dios personal y benevolente, probablemente quieras escuchar de él y experimentar su presencia en tu vida diaria. ¿Todos lo queremos, cierto? Queremos tener la certeza de que seguimos a un Dios a quien podemos llamar, que tiene nuestros números y los usa.
Afortunadamente, lo es. Y lo hace.
Un Dios Comunicativo
Si Dios fuera un Dios que solamente se acerca al hombre una vez, que nos habla una vez, podríamos confiar solo en la historia y encontrar certezas en lo que otros afirman que Dios ha dicho y hecho. Si nuestro Dios fuera una deidad que siempre se comunica de la misma forma, o que solo pudiera ser conocido y experimentado por seguidores de Dios "profesionales", entonces podríamos quedar libres de la responsabilidad de tratar de experimentarlo por nuestros propios medios.
Pero el Dios de la Biblia, el Padre de Jesucristo y el dador del Espíritu Santo, ha estado hablando y se ha estado comunicando con hombre y mujeres desde que los creó a ambos. Dios nunca ha dejado de compartir su ser con su pueblo.
Después de todo, él es el Dios que conversó con Moisés a través de una zarza ardiente;1 el Dios que atrajo la atención del profeta de Balaam utilizando el mismo burro en que él iba montado;2 el Dios cuya voz y gloria derribaron a Saúl al suelo;3 el Dios que llamó al joven Samuel en su sueño;4 y el Dios que vino a habitar entre su pueblo como hombre.5
Palabras Antiguas
Desde el principio, Dios ha hablado a la humanidad. El autor de Hebreos nos dice que “Dios, que muchas veces y de varias maneras habló a nuestros antepasados en otras épocas por medio de los profetas, en estos días finales nos ha hablado por medio de su Hijo.”6
La Biblia—que los cristianos consideran la Palabra de Dios—registra para nosotros las palabras y lo actos de Dios Padre y Dios Hijo. La Biblia también promete aún más comunicación divina de la tercera persona de la Trinidad, el Espíritu Santo: “Pero cuando venga el Espíritu de la verdad, él los guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta sino que dirá solo lo que oiga y les anunciará las cosas por venir. Él me glorificará porque tomará de lo mío y se lo dará a conocer a ustedes.”7
Nuevas Palabras
La Biblia me asegura que el Dios que yo amo y sigo sigue hablando, sigue comunicándose y sigue involucrado en la vida humana, y que yo puedo experimentarlo a través del medio que sea que él elija usar. Por este motivo, debo estar siempre atento, en todo momento, de cualquier día común y corriente. Yo debo esperar experimentarlo.
“La vida humana—toda ella—es el lugar de la iluminación: de que Dios se muestra, de que Dios habla y respira constantemente,” dice el Padre Michael Downey.8 Dios se muestra. No deberíamos sorprendernos. Deberíamos esperarlo.
¿Pero Cómo?
Primero debemos aprender a estar expectantes estando atentos a nuestro alrededor y anticipar la presencia de Dios. Oímos aquello que escuchamos, después de todo; estoy seguro que todos hemos padecido “audición selectiva” al menos una o dos veces en nuestras vidas.
Pero algo debe suceder en nuestros corazones para que estemos abiertos y conscientes de la presencia de Él. Ese algo es la relación. “Mis ovejas oyen mi voz”, dijo Jesús, “y yo las conozco, y me siguen.”9 Pertenecer a Dios—y conocer a Dios—hace posible poder experimentarlo a Él. Una relación con él crece a través del tiempo y en confianza.
Circunstancias Ordinarias
Podemos experimentar a Dios en circunstancias ordinarias: en un amanecer asombroso o en un silencioso recorrido en el tren subterráneo. Podemos sentir su poder en la creación y su soberanía en el orden de esta. Podemos ver su rectitud cuando se muestra misericordia por el débil y cuando la justicia prevalece para el malvado.
Pero Él es real y está tan presente en las batallas personales suyas y en su dolor personal. Cuando sentimos una paz que “trasciende todo entendimiento” a la mitad de circunstancias difíciles, estamos experimentando la presencia de Dios en nuestras vidas.10 Según vamos a aprender, Dios “se hace presente incluso cuando no estamos ‘en retiro’ o ‘en un momento de silencio’. Él invade sectores de abarrotes y estadios de fútbol, cuartos para niños y cafeterías. Él habla de maneras que esperamos, y de otras que no esperamos”.11
Personas Ordinarias
Si bien esperamos experimentar a Dios a través de líderes espirituales, debemos reconocer que podemos recibir Su sabiduría, cuidado, amor y corrección de parte de personas comunes: personas como tú y yo. A través de las profundas palabras de un amigo e incluso el castigo o la corrección impartida por un extraño, Dios puede comunicarse con nosotros a través de quienes nos rodean.
El autor Ken Gire denomina esos momentos “ventanas del alma” y afirma que Dios ciertamente se encuentra detrás de ellos: “Él viene a nosotros de maneras en que nuestros sentidos pueden sentirlo a Él sin lesionarnos, de una manera que siempre será menos de lo que Él es, porque [Su gloria] debe quedar velada o nos cegará.”12
Páginas y Fotografías
Como escritor, a menudo he experimentado a Dios a través de la palabra escrita. Dios se ha hecho presente ante mí en las palabras de poetas como John Donne, Emily Dickinson, Mary Oliver y Wendell Berry. Lo he encontrado en las novelas y los ensayos de Frederick Buechner, en la ficción de fantasías de C. S. Lewis y J. R. R. Tolkien. Incluso en las series de Harry Potter de J. K. Rowling he saboreado la grandiosa batalla entre el bien y el mal, y he celebrado el amor de la amistad desinteresada. En todo esto, veo chispazos de la divinidad y la gloria de Dios.
De manera similar, un recorrido a través de un museo de arte puede recordarme que Dios es el Creador de todos los creadores. Toda belleza que veo no es más que una réplica de las complejidades de su diseño divino, e independientemente de lo asombroso que sea, sé que palidecerá en comparación con la verdadera gloria de Dios.
Comunidad y Adoración
Dios promete estar presente entre su pueblo. Cuando nos reunimos para adorarlo o simplemente para amarnos o animarnos unos a otros, él está presente. “Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre,” dijo Jesús, “allí estoy yo en medio de ellos.”13
¡Imagínese! Dios está con nosotros en nuestro trabajo, en nuestro momento de adoración, en nuestras celebraciones y en nuestras penas compartidas. Qué tan diferentes pueden ser nuestras experiencias si nos imaginamos a Jesucristo como un invitado en cada comida, como un colega de confianza en cada emprendimiento, como un co-celebrante en cada reunión alegre.
Pon un Poco de Atención
Si conocemos a Dios a través de su Hijo, Jesucristo, ya tenemos una relación con él. Conectados a Dios Padre por gracia, podemos experimentarlo en maneras reales y tangibles. Pero debemos estar atentos; debemos estar listos para reconocer su presencia en nuestras vidas.
“No tenemos que vivir en un monasterio para experimentar el abrazo de Dios”, escribe el profesor y dirigente de alabanza Robert Webber. “La vida espiritual no es un escape de la vida sino una afirmación del camino de vida de Dios en las dificultades que nos encontramos en nuestros pensamientos personales, en las relaciones que tenemos en la familia, entre nuestros vecinos, en el trabajo y en nuestro tiempo de diversión. La vida cristiana es una vida encarnada. Afirma que toda vida pertenece a Dios, y que Dios está en todo punto de la vida.”14