¿Existe un Dios personal a quien la gente pueda conocer y pueda experimentar? Algunos dicen que sí. Obtén más información y decide por ti mismo.
Supongamos que le pides dinero a un amigo, una cantidad que le permitirá sobrevivir hasta que reciba el cheque de pago prometido. Tu amigo acepta el compromiso amablemente, y ambos acuerdan los términos. Acaban de realizar lo que se podría denominar un préstamo personal .
¿Qué lo hace personal? El préstamo fue hecho entre dos personas: tú y tu amigo. Tú lo conoces a él y él a ti. Existe una relación entre ustedes dos. El préstamo ofrece contexto para cierta interacción permanente entre ustedes.
De esta forma, su arreglo puede catalogarse como personal.
Ahora supongamos que sientes un gran respeto y conoces mucho a una figura histórica; por ejemplo, Martin Luther King Jr. Has estudiado los escritos del Dr. King, has leído libros sobre él y tal vez incluso has hablado con personas que lo conocen. Puedes citarlo y contarle a otros acerca de su vida y su obra.
Entonces, ¿es personal tu relación con Martin Luther King? En realidad no. ¿Por qué no?
Nunca interactuaste con el Dr. King en el pasado y es imposible que lo hagas ahora. Tu conexión a él no podría catalogarse como personal. Informada, sí. Inspiracional, tal vez. Pero personal, no.
¿Qué significa “Personal”?
Antes de enfrascarnos en la pregunta de si Dios es o no algo personal, primero debemos comprender el término en sí mismo.
Decimos que algo es personal cuando involucra una relación, en particular una relación vinculante, transaccional o socialmente reconocida. Además, si algo involucra la presencia real o la interacción con otro individuo, entonces se considera personal. De esta manera, una relación personal es imposible con un objeto inanimado, una fuerza intangible o una idea abstracta.
Para que algo sea personal, debe ser particular y conocible. Una tetera de té no es personal, ni tampoco una lluvia de meteoritos ni la “educación superior”.
También podemos describir algo como personal si involucra nuestra vida privada, nuestros pensamientos más íntimos o nuestras emociones, algo que nos toca en un nivel muy profundo. Esa definición es la que está en juego cuando respondemos a una pregunta particularmente indagatoria con la frase: “Eso es personal”.
El Entendimiento Cristiano de Dios
De las muchas religiones del mundo, solo tres declaran una sola deidad específica: el islamismo, el judaísmo y el cristianismo. Cada uno de estos credos estima que Dios es un ser (no solo una fuerza de la naturaleza) al que se puede conocer.
Pero de estas religiones, solo el cristianismo proclama a Dios que es relacional dentro de él mismo. Los cristianos entienden a Dios como un Dios en tres personas.
Creen en un Dios que se hizo carne para redimir a la humanidad restableciendo la relación con él. La Trinidad y la encarnación son exclusivos del cristianismo; y ambos son en efecto conceptos personales.
El Dios Que Nunca Está Solo
El Dios trino que los cristianos adoran es tres personas distintas, en un solo ser, revelado en la historia y en las páginas de la Biblia como el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Debido a esto, Dios estuvo, está y estará siempre en relación. Nunca está solo y nunca es solitario. Su amorosa apertura a la humanidad en sencillamente el desbordamiento del amor que ya existe dentro de él, para él.
La salvación personal que los cristianos experimentan “es la reconciliación con Dios el Padre, realizada a través de Dios el Hijo, en el poder de Dios el Espíritu Santo”.1 La naturaleza trina de Dios demuestra el tipo de relación personal que él anhela compartir con el hombre.
El Dios Que Sale al Encuentro
Los cristianos adoran un Creador que entra proactivamente en relación con sus seres creados: un Dios que incluso se refiere a sí mismo en el contexto de sus relaciones humanas. “Yo soy el Dios (...) de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob”, dice, identificándose con la gente a quienes hizo—y cumplió- grandes promesas.2
Los cristianos creen que las promesas de Dios a su pueblo demuestran su deseo de tener relaciones personales y de amor con ellos. Él no quería solo regirlos ni controlar al milímetro su conducta.
Dijo una y otra vez que su deseo era que ellos fueran su pueblo y que él fuera su Dios.3 Un Dios como ese es “amorosamente leal y lealmente amoroso con la creación de Sus manos. Ama aquello con lo que se ha comprometido; tiene el compromiso con aquello que Él ama”.4
El Dios Que Se Hizo Hombre
El quid del cristianismo es este: la “buena nueva” de que Dios se hizo hombre para salvar a los hombres. Los cristianos creen que “la Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad”.5
¿Qué mejor manera de relacionarse con los hombres que hacerse un hombre? Según la creencia cristiana, Jesucristo fue Dios pleno y hombre pleno. Por consiguiente, no hay situación o emoción humana que Dios no pueda entender por completo o a la cual no pueda mirar con empatía. Jesucristo hace que Dios sea personal para el hombre.
Blaise Pascal, filósofo del siglo XVII, lo describió así: “No solamente no conocemos a Dios más que a través de Jesucristo, sino que sin Jesucristo no nos conocemos a nosotros mismos”.6
El Dios Que Busca al Pueblo
A través de las épocas, las amorosas aperturas de Dios a la humanidad han motivado respuestas individuales. Incluso ateos autoproclamados y escépticos han respondido por la fe al Dios que los busca amorosamente.
Francis Collins, el ex director del National Human Genome Research Institute y actual director de los National Institutes of Health, recuerda su respuesta personal a Dios hace más de treinta años, después de leer el libro de C. S. Lewis Mere Christianity:
Era muy feliz con la idea de que Dios no existía y que no tenía interés en mí. Y sin embargo, simultáneamente, no podía preocuparme de otra cosa. Tenía que seguir hojeando esas páginas. Tenía que seguir tratando de entender esto. Tenía que ver a dónde llevaba.
Me debatí en eso por muchos meses, en realidad resistiéndome a esta decisión: seguir adelante o volver sobre mis pasos. Al final, después de casi un año (...) en una hermosa tarde que hacía senderismo en la Cordillera de las Cascadas, donde la notable belleza de la creación que me rodeaba era tan abrumadora, sentí: "No puedo resistirlo ni un momento más. Esto es algo que verdaderamente he anhelado toda mi vida y no lo he concretado, y ahora tengo la oportunidad de decir sí”.
Entonces dije sí. Tenía 27. Nunca miré hacia atrás. Ese fue el momento más significativo de mi vida.7
Historias Personales Acerca de un Dios Personal
Experiencias como la de Francis Collins brindan la evidencia más sólida de un Dios personal. Han surgido testimonios similares de millones de hombres y mujeres en los últimos dos mil años que han experimentado una relación personal con Dios a través de Jesucristo. Aquellos que comparten esta experiencia dan testimonio de que Dios es real y que conocerlo es la aventura de toda una vida.
Pregúntale a cualquiera que sea seguidor de Cristo sobre cómo llegó a conocer a Dios. Luego, explora tú mismo a este Dios que te conoce y que quiere ser conocido por ti.