Enfrentémoslo: todos moriremos algún día. Pero, ¿existe algún tipo de vida después de esta vida?
Después de su lanzamiento en el 2000, la película “Gladiador” (Gladiator) tuvo un impacto significativo en el mundo. Mientras que la mayor parte de la influencia de la película era cultural, también planteó una cuestión más profunda y más espiritual: ¿existe la vida después de la muerte?
Al principio de la película, el General Maximus (interpretado por Russell Crowe) hace un llamado a sus soldados, “Lo que hacemos en la vida hace eco en la eternidad.”1 Después de que la esposa y el hijo de Maximus son brutalmente asesinados, su amigo Juba le promete, “Los verás otra vez—pero todavía no.”2 Hacia el final de la película, cuando Maximus muere, tiene una visión donde camina a través de un campo, abre una puerta y mira a su familia que le espera ahí. Otro de los personajes de la película le dice a Maximus que vaya hacia ellos. En la escena final de la película, Juba está parado sobre el lugar donde murió Maximus y declara: “nos veremos otra vez—pero todavía no.”3
Muchas personas luchan con la idea de la vida después de la muerte. Para algunos de nosotros, parece anticuado y anticientífico. Pero cuando el tema es presentado ante nosotros de modo conmovedor, como en el “Gladiador,” incluso los más escépticos podrían preguntarse, ¿Y si acaso? ¿Qué pasa si acaso realmente había algo esperando por Maximus al otro lado de la puerta? ¿Y si hay algo que nos espera cuando morimos?
Determinando los Riesgos
Es difícil imaginar una pregunta aún más importante. Tarde o temprano todos vamos a morir, y cuando llega la muerte, se lleva todo. No importa cuánto hayamos logrado o adquirido en esta vida, nada podemos llevarnos cuando morimos.
La muerte es el gran ladrón, el gran ecualizador, el gran borrador. Uno de mis cantantes favoritos, Dave Matthews, capturó bien esta idea en una de sus primeras canciones: “Mírame en mi coche de lujo, mi cuenta bancaria. Oh, cómo me gustaría poder llevarme todo a la tumba. Dios sabe que he ahorrado y ahorrado.” (Look at me in my fancy car, my bank account. Oh, how I wish I could take it all down to my grave. God knows I’d save and save.)4
Si la muerte es simplemente el bruto final, nuestra vida individual y toda la historia humana en última instancia, no tienen sentido. Los científicos nos dicen que el universo está decayendo lentamente y entonces en algún punto en el futuro—ya sea dentro de mucho o poco tiempo—la civilización humana acabará. La muerte se tragará todo, incluso toda la memoria de la vida. Si la muerte es final, la muerte lo es todo.
La omnipotencia de la muerte nos pone en un gran dilema, si tenemos el coraje de enfrentarla. Esto llevó al escritor Leo Tolstoy al borde del suicidio a medida que luchó con ella, preguntando: “¿Existe algún significado en mi vida que la inevitable muerte que me espera no destruirá?”5
Buscando Pistas
Pero, ¿qué pasa si la muerte no es el final? ¿Qué pasa si el personaje de Russell Crowe no estaba persiguiendo sólo una ilusión en ese campo? Eso estaría bien, pero, ¿cómo podríamos llegar a saberlo? Después de todo, ninguno de nosotros ha estado ahí, así que no tenemos evidencia empírica alguna. La finalidad de la muerte es igualada por su incertidumbre. Es el último viaje a lo desconocido, el último salto en la oscuridad.
Es verdad, algunas personas dicen haber tenido experiencias “después de la muerte.” De hecho, ha habido un frenesí de literatura en este campo, con algunos notables filósofos y psicólogos considerando tales testimonios como prueba empírica de vida después de la muerte.6 Pero no todo el mundo encuentra este tipo de argumentos convincentes, y de hecho hay una forma mucho más básica y simple para abordar la cuestión.
Si quieres saber cómo terminará algo, casi siempre es útil saber cómo comenzó. Por ejemplo, si quieres entender por qué una determinada civilización ha disminuido, frecuentemente tienes que estudiar cómo se elevó a la prominencia en primer lugar. Los principios pueden ser pistas sobre los finales.
Por lo tanto, si queremos saber lo que viene después de la vida, es razonable considerar lo que era antes. Los científicos nos dicen que el universo explotó en un punto finito en el pasado, aproximadamente hace 13 billones de años. Si en algún momento el universo no existía y luego en otro tiempo sí, entonces es razonable pensar que debe haber algo más allá del universo que lo puso aquí.
Y si hay algo más allá del universo, entonces tiene sentido concebir la expiración dentro del universo como una especie de tránsito hacia lo que sea que está fuera del universo. Si venimos de algo o de alguien, entonces es razonable pensar que vamos a algo o a alguien.
En este punto de vista, el universo es más como una sala de preparación o un laboratorio, en el que el punto es prepararse para lo que viene después.
La Esperanza de la Resurrección
Pero, ¿para qué nos estamos preparando? Aquí es donde la idea cristiana de la resurrección es absolutamente única entre los diferentes puntos de vista religiosos de la vida después de la muerte. El historiador N. T. Wright llama resurrección a la “vida después de la vida después de la muerte,” porque implica no sólo conciencia mental después de la muerte, sino también la restauración y la transformación de nuestro cuerpo físico e incluso del mundo físico que nos rodea.7
Resurrección significa no sólo cualquier vieja vida eterna, sino la mejor vida imaginable. Esto significa no sólo el final de todo lo que es triste, sino la destrucción de todo lo que es triste. En su libro más vendido, “The Reason for God,” Tim Keller lo expresa así: “la visión bíblica de las cosas es la resurrección—no un futuro que es sólo un consuelo para la vida que nunca tuvimos sino una restauración de la vida que siempre hemos querido. Esto significa que cada cosa horrible que has pasado no sólo será deshecha y reparada pero de alguna manera hará que la gloria y la alegría eventual sean aún mayores.”8
Si es cierto o no, no puedes negar que esta visión de la realidad tiene una belleza que toca nuestros corazones. Hay algo en nosotros que quiere que sea verdad—todos queremos que Maximus vuelva a ver a su familia, al igual que nosotros podríamos anhelar ver a nuestros seres queridos.
¿Por qué es tan poderoso este llamado? ¿Por qué anhelamos la resolución, la permanencia, para un “felices para siempre”? ¿Acaso es esta otra pista?
Más allá de las Pistas del Dador de Pistas
Ya sea que las pistas que consideramos están en las estrellas del cielo (la finitud del mundo), o dentro de nuestros corazones (nuestro deseo de permanencia y restauración), los cristianos creen que Dios no nos ha dejado para descifrar las pistas por nuestra propia cuenta. Según la fe cristiana, Dios mismo ha venido a nuestro mundo en la persona de Jesucristo, quien se rindió a la muerte y después la conquistó para siempre levantándose de nuevo.
Los cristianos creen que la muerte de Cristo y la resurrección son la respuesta al problema de la muerte para todos nosotros. Como dijo Jesús: “Porque la voluntad de mi Padre es que todo el que reconozca al Hijo y crea en él, tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el día final.”9
La idea de la resurrección puede parecer demasiado buena para ser verdad. Pero hay en realidad algunas razones históricas bastante fuertes para creer que Jesús realmente resucitó.10 De cualquier manera, nada podría ser más importante que investigar estas preguntas, porque si Jesús realmente resucitó de entre los muertos y hablaba la verdad, todo cambiaría.
Significa que todo lo que hemos experimentado en este mundo es sólo un atisbo del mundo a venir—que las palabras de Juba de “todavía no” aplican a esta realidad en su totalidad. Insistentemente—y más personalmente—significa que debemos decidirnos acerca de Cristo. ¿Responderemos a su ofrecimiento de vida eterna? No tenemos “todo el tiempo del mundo” para decidirlo.