"Gnóstico" es una palabra extraña. Y, ¿acaso no sólo existen cuatro evangelios? ¿Qué son los Evangelios Gnósticos?
Si ves en la televisión el “History Channel”, “A&E”, o “National Geographic” en Navidad o Pascua, es muy probable que escuches a alguien hablar acerca de conspiraciones de papas y concilios de la Iglesia Católica para suprimir la verdad acerca de Jesús. La agenda de estos antiguos obispos, según ellos, es simple: querían aferrarse a posiciones de poder e influencia.
Probablemente, a lo largo del camino, estos eruditos querían apelar a cristianismos perdidos y evangelios secretos. Los principals de ellos son los Evangelios Gnósticos. Por lo tanto, ¿cuáles son los evangelios gnósticos, exactamente?
¿Qué Es el Evangelio?
Vamos a considerar primero qué es un “Evangelio.” La palabra "evangelio" (del griego, euaggelion) significa simplemente “buena noticia” o “informe favorable.” Era un término con alusiones políticas usado frecuente en el mundo antiguo. La ascención de un nuevo líder podría ser una “buena noticia”, igual a los informes de una victoria militar.
Los primeros cristianos hacían uso de la palabra para describir el mensaje esencial de y alrededor de Jesús—es decir, la “buena noticia” de Jesús. Más tarde, “evangelio” tomó el significado más técnico de un libro que da cuenta de la vida de Jesús. El Nuevo Testamento tiene cuatro de estos evangelios: Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Estos libros pertenecen al género de las biografías antiguas.1 A diferencia de las biografías modernas, estas hacen hincapié en las palabras y hechos de una persona y, a menudo se escriben para ofrecer a los lectores un ejemplo de cómo deben vivir.
Descubrimientos Gnósticos
En 1945 un descubrimiento casual cedió un tesoro de documentos antiguos en el Alto Egipto, en un lugar llamado Nag Hammadi. La Biblioteca de Nag Hammadi, como se le conoce hoy en día, contiene códices de papiro de cuarenta tratados escritos en copto (una antigua lengua egipcia) que datan de los siglos III-V dC.2 La mayoría de los documentos muestran las influencias gnósticas en un grado u otro, y un número de los libros encontrados son evangelios gnósticos.
Los eruditos sabían de gnosticismo y de relatos gnósticos de Jesús desde hacía muchos años. La mayor parte de lo que se conocía provenía de los escritos de los primeros líderes cristianos como Ireneo de Lyon (130-200 dC), Hipólito de Roma (170-236), y Tertuliano de Cartago (160-225). Los padres de la iglesia estaban convencidos de que las enseñanzas gnósticas eran heréticas, por lo que escribieron en contra de ellas, a menudo citando a los líderes gnósticos o resumiendo sus posiciones en el proceso. Pero los padres de la iglesia sólo citaron fragmentos de estos “herejes”, no los libros completos. Con el descubrimiento de Nag Hammadi, de pronto tuvimos libros completos y no sólo “partecitas.”
Gnosticismo
Aunque los eruditos están divididos según el origen, significado y alcance del gnosticismo en el mundo antiguo, hay algunas características que son ampliamente aceptadas sobre quiénes eran los gnósticos y lo que creían.
"Gnosticismo" es una palabra que se usa hoy en día para describir varios movimientos religiosos-filosóficos complejos que florecieron desde el segundo hasta el cuarto siglo EC. Es importante darse cuenta que el gnosticismo no es solo un movimiento; sino que es un término utilizado para describir una serie de movimientos con creencias y prácticas particulares, dirigidas por líderes influyentes en un período de tiempo específico.
En el centro de la cosmovisión gnóstica se tiene la creencia de que el mundo material es malo y corrupto; en contraste, el mundo espiritual es bueno y puro. Esto es fácil de demostrar. Toma una manzana fresca y ponla sobre la mesa. ¿Qué pasa con ella después de unos días, semanas o meses? En poco tiempo la manzana se pudre y se hace una cosa apestosa. Repite el experimento con un trozo de hierro. Con el tiempo el hierro se oxida, se corroe, y finalmente se desintegra. Prueba el experimento con una persona de veinte años de edad. A los veinte años, una persona está en forma y esbelta; se siente y se ve bien. Adelanta el tiempo rápidamente a cincuenta años y la misma persona es ya vieja y cansada; su cuerpo una vez firme ahora se curvea y duele la mayor parte del tiempo. En poco tiempo, habrá muerto y su cadaver se habrá descompuesto.
Gráfico sí, pero prueba un punto: Todo lo que podemos ver y tocar en este mundo material sufre la misma suerte. Se corroe, decae, y eventualmente desaparece.
Los gnósticos consideran este mundo material inferior y malo porque la corrupción estaba constantemente trabajando en él—como cualquiera puede observar. Dado que este mundo es tan corrupto y transitorio, los gnósticos razonaron que el Dios Supremo—a quien ellos consideraban como absolutamente trascendente e incognoscible—no podría haber hecho el mundo actual. Así que propusieron que la creación había sido obra de un dios bajo e inferior llamado Demiurgo. El mismo Dios registrado en el libro bíblico del Génesis, por lo tanto, no era el Dios Altísimo, sino un dios inferior, de segunda clase.
De acuerdo con el gnosticismo, los seres humanos son espíritus buenos atrapados en el interior de cuerpos materiales malos. El buen espíritu se originó en el reino espiritual y sublime en las alturas. El problema para todas las personas es que en el viaje del cielo a la tierra, la gente olvida su verdadero origen y naturaleza. El Dios Supremo responde mediante el envío de un Redentor desde el reino celestial para el mundo de abajo, con el fin de revelar la verdad a aquellos que han caído en un sueño olvidadizo.
Entonces, la salvación depende de recibir ese conocimiento y de estar despiertos de ese sueño. Esto significa que cuando las personas mueren, sus espíritus escapan de las ataduras de este mundo material y ascienden a los cielos para reunirse con el de arriba. Según el pensamiento gnóstico, el Redentor tuvo que venir a la tierra con el fin de revelar la verdad a los seres humanos, pero no pudo ser en verdad encarnado—es decir, hecho carne—porque la carne es mala. Así que Cristo sólo parecía ser humano durante su estancia en la tierra; era de hecho solamente divino. Se trata de una desviación de la tradicional creencia cristiana, que afirma que Jesús era completamente humano y plenamente divino.
Los Evangelios Gnósticos
De una forma u otra, los evangelios gnósticos reflejan estas enseñanzas. A menudo aparecen reescribir historias conocidas con una distorción. En algunos casos es posible que contengan tradiciones tempranas, independientemente atestiguadas (por ejemplo, el Evangelio de Tomás). Aquí está una lista parcial de los Evangelios Gnósticos, junto con la fecha aproximada en la que cada uno fue compuesto:
- El Evangelio de Tomás (segundo siglo E.C.)
- El Evangelio de la Verdad (segundo siglo E.C)
- El Evangelio de Judas (segundo siglo E.C.)
- El Evangelio de Pedro (segundo siglo E.C)
- El Evangelio de María (segundo siglo E.C)
- El Evangelio de Felipe (segundo-tercer siglo E.C)
- El Evangelio de los Egipcios (segundo-tercer siglo E.C)
Además, hay otros textos gnósticos que narran aspectos de la vida de Jesús, aunque no se conocen como evangelios:
- Sophia de Jesucristo (segundo siglo E.C.)
- Pistis Sophia (segundo siglo E.C.)
- Apocalipsis de Pedro (segundo-tercer siglo E.C)
- Apócrifo de Juan (segundo-tercer siglo E.C)
- Segundo Tratado del Gran Seth (tercer siglo E.C)
- Hipóstasis de Los Arcontes (tercer siglo E.C)
- Tripartita Tractate (tercer-cuarto siglo E.C)
Los evangelios gnósticos fueron escritos y leídos en diversas comunidades cristianas en Egipto, Siria y Asia Menor, del segundo al quinto siglo. Los eruditos debaten si nos dicen algo acerca de la verdad de Jesus. Sin embargo, en lo que todos están de acuerdo, es que nos dicen mucho acerca de las comunidades cristianas que los utilizaron.3