Idea Central: Nuestros orígenes se reducen a dos opciones: o somos el resultado de un proceso aleatorio impersonal o somos el trabajo intencional de una fuerza personal.
Mensaje para hoy:
Una madre entra en la habitación que acaba de dejar su hijo de ocho años de edad y se queda pasmada en silencio. Recuperándose grita, "¡Tommy, ven aquí ahora mismo!" Su hijo entra corriendo motivado por su tono. "¡Mira este desastre!", chisporrotea. "¿Quién es responsable de este desastre?"
Una sonrisa maliciosa aparece en el rostro de Tommy, y pone a prueba un nuevo vocabulario: "¡Debió haber ocurrido por casualidad cuando no había nadie en la habitación!" ¿Crees que ese argumento sonó razonable para su madre? Por supuesto que no. Él trata una nueva táctica: "¡Debió haber pasado poco a poco cada día de esta semana, mientras yo estaba en la escuela!" Terminando con un silencio sombrío.
Una hora más tarde, después de mucho esfuerzo y cuidado, el pequeño Tommy sale explosivo de su habitación. "¡Mami, ven a ver esto!" Con agitación su madre asoma la cabeza por la puerta de la habitación. Ella se encuentra una vez más anonadada, pero esta vez por la razón contraria. Tommy ha llegado a un nivel completamente nuevo al “limpiar su habitación.”
Una sonrisa maliciosa aparece en su cara, y ella le hace cosquillas suavemente a su hijo, diciendo: "¿Eh, viniste de regreso y ahora tu estancia esta completamente limpia y ordenada. ¡Qué casualidad!"
Considera esto:
- ¿Qué llama más tu atención de la historia anterior?
- ¿Cuál es la naturaleza de una "coincidencia"? ¿Por qué usamos ese término?
Toma acción:
Ahora mismo, mira a tu alrededor. Haz una lista de señales de intención e individualidad, de los detalles que observas en la habitación o ambiente.