Idea Central: Tratar de complacer a Dios a través del esfuerzo humano, es como tratar de cruzar un abismo infinito con nuestros propios pies.
Mensaje para hoy:
Imagínate de pie al borde del Gran Cañón. Inmediatamente te sientes abrumado por su inmensidad. Te llama la atención lo "imposible" que sería cruzar esa brecha. Sin embargo, algunos equilibristas expertos podrían intentar una hazaña así—únicamente con la ayuda de una cuerda en perfecta tensión y en perfectas condiciones.
Ahora, aumenta la distancia de ese abismo y extiendelo a través de todo el universo. De acuerdo con la Biblia, esa es una mejor aproximación de la distancia que separa al hombre finito de un Dios infinito. ¿Cómo podría un hombre concebir la negociación de una distancia como esta?
La Biblia describe ambos extremos de nuestra posición y proporciona una respuesta simple: no podemos. Pero mientras es posible que no podamos alcanzar la perfección de Dios, hay alguien que sí puede—y lo hizo. Jesús, quien los cristianos creen que fue totalmente hombre y totalmente Dios, vivió una vida perfecta y murió una muerte perfecta, reduciendo la brecha creada por la rebelión del hombre contra Dios. El sacrificio de Jesús es como el famoso equilibrista que se ofreció a cruzar a un espectador dispuesto a través de las Cataratas del Niagara. Es su esfuerzo el que nos conecta con Dios. Todo lo que se requiere de nosotros es confiar en su trabajo.
Considera esto:
- ¿Cómo te sientes de saber que la satisfacción de Dios no se basa en su desempeño?
Toma acción:
Explorá otras respuestas religiosas y filosóficas a esta pregunta. Ten en cuenta las diferencias entre lo que se ha afirmado anteriormente y lo que tú encuentras.